La práctica del Mauna a menudo toma la forma de períodos de habla controlada. Tal silencio sostenido se considera esencial en la tradición hindú, ya que la comprensión de lo que está más allá de las palabras sólo puede provenir de la experiencia directa. Según el Bhagavad Gita, por medio al mauna se trata de entrenar nuestras mentes, no sólo nuestras bocas, para guardar silencio. Es profundamente transformador porque nos ayuda a calmar nuestros pensamientos y, lo que es más importante, a reconocer el trasfondo de quietud que es nuestra naturaleza real.
La Kena Upanishad nos dice: “Aquello que no es pronunciado por el habla, pero que hace que el habla sea posible”, “Aquello que el hombre no oye con el oído, pero que hace que el hombre descubra el sentido de audición”, “sabe que ‘ESO’ es Brahman y no aquello que la gente adora como un objeto”. Es sólo cuando el conocedor es completamente negativo (no esto, no aquello) y, sin embargo, es consciente de que lo conocido le transmite su secreto, que el proceso de saber que emana del conocedor cesa, y que el intervalo entre saber y no saber no está cubierto por ninguna proyección del conocedor. La mente sensible, lista para recibir el más sutil indicio de Brahman, responde a la voz del silencio. La mente liberada incluso del atributo de sattva, debe pararse frente al silencio absoluto.
Yajnavalkya, sabio hindú védico que es mencionado en los upanishads y que vivió alrededor del año 800 antes de cristo, es considerado uno de los primeros filósofos de toda la historia de la humanidad. Este gran sabio expuso la doctrina del Neti Neti [No esto, No aquello]. Sus ideas sobre la renunciación de los apegos mundanos han sido muy importantes dentro de las tradiciones hindúes de los Sanyasin y es considerado por muchos el creador del Advaita. Fue uno de los primeros que aceptó la participación de las mujeres en los estudios védicos. Este gran sabio, insiste en que el hombre espiritual para experimentar Brahman debe trascender tanto el silencio (mauna) como el no silencio (amauna).
El Brahman sin atributos se explica a veces por medio del silencio. En su comentario sobre los Brahma Sutras, Shri Adi Shánkaracharya cita que Badhva, siendo interrogado por Bashkalin sobre el Brahman, Badhva le pide a Bashkalin que aprendiera sobre Brahman y se quedó en silencio; en el segundo y tercer interrogatorio de Bashkalin, Badhva respondió: “Te estoy enseñando de verdad, pero no lo entiendes. El silencio es ese Ser“. El silencioso Ardhamatra (Brahma), que persiste después de la desaparición de los tres sonidos diferenciados de Pranava (AUM), es Turiya o Conciencia Pura, el Brahman sin atributos (Mandukya Upanishad). Las condiciones causales y resultantes, la no aprehensión y la comprensión errónea de la Realidad, no existen en Turiya. El silencio es Conciencia, es el Atman, el Ser (Mundaka Upanishad). La interpretación absolutista es que el silencio es la enseñanza genuina sobre la Realidad última, porque lo Absoluto está más allá del alcance del discurso y el pensamiento.
El Rig Veda dice: La verdadera trascendencia también es silencio, pero no el silencio que se opone al movimiento o cambio, porque su naturaleza inherente no se ve perturbada. La verdadera trascendencia no es el silencio de la muerte que entorpece el flujo creativo de la vida, sino el silencio del cual tanto la muerte como la inmortalidad son sombras iguales.
Yama le dice a Naciketa (Katha Upanishad) que la mente discriminante debería fusionar el órgano del habla con la mente; Quien ha extraído y probado la esencia real disfruta de la verdadera felicidad en un silencio total y solo, unido a la fuente y protegiéndola (Rig Veda). Shánkara explica esta unidad citando la respuesta de Badhva a Bashkalin. El silencio al que Badhva se refiere como la naturaleza indescriptible de Brahman debe sentirse en algún lugar en lo más profundo de nuestro SER. Es de una magnitud mucho mayor que el mero hecho de mirar la propia mente, mucho más agudo que incluso el intelecto más elevado capaz de leer y descifrar los códigos de esta última. Las letras del alfabeto y las palabras que constituyen no emiten el sonido o los sonidos que representan; los sonidos que representan no tienen valor si no se le atribuye un significado. El silencio del que habla Badhva en sí mismo se expresa con mayor elocuencia porque tiene un significado adjunto, somos ese significado, así como también la interpretación de su sutileza.
El Rishi Ayasya (Rig Veda) afirmó que, habiendo adquirido el conocimiento de lo más elevado, las personas cultas descifran fácilmente el significado profundamente oculto del tipo más sutil. Las letras del alfabeto son los complementos limitantes de los sonidos que denotan. El espacio que existe entre dos líneas es el mismo que existe entre oraciones, entre palabras y entre letras que forman esas palabras. Pero este espacio no denota sonido; carece de complementos o barreras limitantes, lo mismo que el Ser Supremo que es una masa de Conciencia Pura desprovista de complementos limitantes. Así, el espacio que es silencioso, inmutable, eterno e infinito es Brahman. El silencio es el Avyakta, la única realidad, mientras que el sonido es el otro Avyakta, que es Maya o Prakrti, que se proyecta a sí mismo debido a sus tres cualidades (gunas). Turiya está más allá de la expresión y, por lo tanto, se llama Amatra. Shánkara nos dice que la ignorancia es la causa de todas las experiencias condicionadas; de la oscuridad de la ignorancia surge la sensación de separación, y una persona ignorante apenas se da cuenta de la percepción continua de Brahman.