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El Libre Albedrio

“Los hombres se creen libres, porque son conscientes de sus propias acciones e ignoran las causas por las cuales están determinados”. (Baruch Spinoza. Ética III)

El tema del libre albedrío es uno que parece siempre estimular mucha discusión y algunos puntos de vista fuertemente sostenidos. Es muy posible que esto se deba a que: mi sentido de “ser” es crucial como entidad separada. Es muy importante para “mí” que tenga el poder de elegir. Si este no es el caso, de alguna manera degrada a quien “yo siento que soy”, relegándome al nivel de un animal, siempre atado por su naturaleza heredada. Significaría también que estoy a merced de cualquier evento fortuito que ocurra a mi alrededor, reaccionando a ellos de manera automática y programada, poco mejor que un robot.

Prefiero creer que puedo elegir libremente en cualquier situación. Entonces, si actúo de acuerdo con cualquier código moral en el que crea, puedo considerarme una persona “buena”. Si elijo hacer algo que otros puedan pensar “incorrecto”, al menos puedo racionalizar este comportamiento para mí mismo y seguir creyendo que quería actuar de esa manera en ese momento. Pero ideas como estas ya suponen que quizás nuestras opciones no sean del todo libres después de todo.

¿De dónde surgen nuestras nociones de lo bueno y lo malo? ¿y qué influye si deseamos o tememos algo? Incluso si el momento final de la decisión involucra el libre albedrío, ¿tenemos algún control sobre qué pensamientos e ideas surgen para contribuir a esa decisión? ¿somos libres de elegir si deseamos o no algo? Si no es así, y nuestras llamadas elecciones se basan en los deseos (de cualquier manera, oblicua o enrevesada que pueda ser), entonces el libre albedrío parecería ser algo inapropiado.

Si usted observa el surgimiento de los pensamientos en la mente, se verá obligado a admitir que “usted” no es instrumental en esos surgimientos. Usted se dará cuenta que los pensamientos, o simplemente aparecen, sin ser invitados, sin ninguna causa aparente o son activados automáticamente por un pensamiento previo.

“Los pensamientos de usted, van y vienen por sí mismos. Usted no tiene el control de ellos. Esto se vuelve particularmente obvio si intenta dejar de pensar, ¡porque encontrará que no puede evitarlo! Los pensamientos surgen le guste o no. Entonces, si usted no es el “pensador” de sus pensamientos, tampoco puede ser el “hacedor” de sus acciones intencionales”.

Su personalidad, su educación, su crianza y otros condicionamientos dictan que, cuando un pensamiento particular ingrese a su mente, un pensamiento relacionado lo seguirá de manera automática. Si funciona así, parece que el proceso de toma de decisiones debe ser una combinación de eventos no controlados (nuevos pensamientos) junto con eventos mecanicistas (el efecto de la memoria y el condicionamiento sobre esos pensamientos). ¿Dónde está el libre albedrío en todo esto?

En esta breve mirada al libre albedrío, el cual es un tema especialmente polémico en la filosofía occidental, consideraremos el problema desde varios puntos de vista:

-Según la filosofía occidental

-Según los Vedas (con comentarios de varios Maestros)

-Según varios maestros modernos de Satsang y de Neo-Advaita

-Según la neurociencia

Luego nos esforzaremos en conciliar las aparentes contradicciones y mostraremos cómo podemos considerar el tema para no tener que preocuparnos más por él.

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