El Buda, antes de su iluminación, practicó una técnica meditativa que consistía en presionar el paladar con la lengua e intentar retener el aliento lo más que podía. Esto se describe como extremadamente doloroso y no propicio para alcanzar la iluminación.
En algunas enseñanzas o metáforas budistas, se dice que la respiración se detiene con el cuarto Jhana (estado de meditación acompañado de Pranayama), aunque este es un efecto secundario de la técnica y no se produce como resultado de un esfuerzo intencionado.
El Buda sí incorporó una modulación moderada de la duración de la respiración como parte de la tétrada preliminar en el Anapanasati Sutta (discurso que detalla las instrucciones del Buda sobre el ser consciente de la respiración [anapana], como foco inicial para la meditación). Su uso aquí es la preparación para la concentración.
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