Y, ya, cuando ese mar de los ensueños parte cuando ese sol de los Maestros brille, entonces sin cubrirte con un cuerpo burdo, serás la fuente que a distancia alumbra.
Mirarás las estrellas desde arriba. Soñarás en el mar que azul florece.
Y con gesto tranquilo y sosegado, atraerás muchas gotas a tu centro de diamantes verdes. Aguas vivas que mecen sin descanso, hasta quien sabe donde hasta quien sabe cuando, con el crugir del viento y los estrellas, la luna los despierte…
No habrá luchas entonces en las playas, la quietud del silencio resplandece en el océano puro de la dicha, lo conciencia y El Absoluto mundo que enternece.
Sé que llorarás, cuando te encuentres unido a lo profundo y cual antorcha alumbres a los mundos.
Todos unidos, cual luz o cual tormenta…
Y llorarás cuando no exista la palabra llanto, ni la dicha, ni el cielo ni el infierno. En la suave semilla del silencio, sin principio, sin forma y sin recuerdo.
Y llorarás por no decir que ríes o que reíste quizás por tanto tiempo cuando la vida en vida se convierte…
O con tu vida al aire se enternece… con vibraciones de luz y de armonía saliendo de tus sienes.
El infinito sentirá tus pies descalzos… unirse con la grama eterna y pura, sin crecimiento y sin alimentarse, viviendo sin vivir, por ser más grande.











































































































