Sri Sureeshwaracharya es tambien conocido como Varttikaka (el que escribio los Vartikas) hizo comentarios sobre la verdad de forma lucida y brillante: – la ilusión que impregna el mundo, no está incrustada en ninguna parte, sino en la mente.
Sri Sureshwaracharya fue un gran erudito y un filósofo de renombre. Fue el primer Peethadhipati (el miembro religioso mayor de un monasterio hindú) del monasterio de Sringeri Sharada, el cual fue establecido por Sri Shánkara.
La contribución de Sri Sureshwaracharya a la filosofía hindú en general y al advaita vedanta en particular fue sustancial y duradera. Mientras que su Maestro, Shánkara, propuso los elementos esenciales del advaita, Sureshwara los reforzó al dejar en reposo todas las conversaciones sobre las diversas interpretaciones por medio de sus escritos, todo gracias a su gran percepción.
Ciertas características especiales de este gran santo se destacan prominentemente, como se puede ver en la historia de su vida que se detalla a continuación.
La Tradición Vedica
La tradición védica continúa en las dos escuelas de Mimamsa. La escuela Poorva Mimamsa y la Uttara Mimamsa o Vedanta, estas escuelas se consideran la continuación directa de la cultura védica. El sistema Poorva Mimamsa tomó la tradición ritualista de la cultura védica. Ayudó a una interpretación metódica de los complicados mandamientos védicos sobre los rituales. También proporcionó una justificación filosófica para las creencias que formaron la fuente y la autoridad de los rituales.
Sri Shánkara Bhagavatpada escuchó sobre Kumarila Bhatta, el líder de una de las dos ramas de la escuela de filosofía Poorva Mimamsa. La aceptación de Kumarila Bhatta de la autoridad védica era total. No le importaba admitir la existencia de Dios. Los grandes poderes de argumentación de Kumarila Bhatta y las historias de sus milagros al vencer a reconocidos eruditos budistas para restablecer la autoridad de los Vedas eran casi conocidos por todos en la tierra. Según Kumarila Bhatta, los Vedas son eternos como el mundo.
Cuando Sri Shánkara escuchó que Kumarila Bhatta, se estaba inmolando en un fuego de cáscara como un acto de expiación, Sri Shánkara le pidió al gran erudito védico que detuviera el acto de inmolación y saliera a discutir con él porque la actitud de Poorva Mimamsa hacia la existencia de Dios no era correcta. Kumarila Bhatta explicó que, en deferencia a los mandatos védicos, para cuya misión dedicó su vida, el acto de inmolación no debe detenerse en el medio. Kumarila tenía que purificarse según sus propias convicciones.
Mandana Mishra
Sin embargo, Kumarila Bhatta le pidió a Sri Shánkara que fuera a Mahishmatipura para que se encontrase con su discípulo Mandana Mishra y que de esta manera lo convenciera de practicar el Advaita. También agregó que la superioridad de la doctrina Advaita se revelaria al mundo si Mandana Mishra era derrotado en un combate de lógica.
Kumarila Bhatta describió a Mandana Mishra como el más querido de sus discípulos, y un gran erudito en todas las ramas del aprendizaje. Sri Shánkara bendijo a Kumarila Bhatta y aceptó los consejos que este último le revelo para el debate con Mandana Mishra.
Contrariamente al curso normal de un discípulo que busca un gurú para ganar su gracia mediante la devoción, la lealtad y el servicio, fue Sri Shánkara quien fue a Mahishmatipura en busca de un discípulo.
El imperio Magadha, con Pataliputra como su capital, se extendía por todos lados en aquellos días. Mahishmatipura era una ciudad importante en el extenso imperio de Magadhan.
Sri Shánkara llegó a la ciudad de Mahishmatipura con sus seguidores. Los transeúntes de la calle le dieron una descripción gráfica del lugar donde se encontraba Mandana Mishra. Era como un Palacio Real debido a la riqueza de este último. Su padre, Hima Mitra, fue un honrado pandit en la corte de los reyes de Cachemira. Pertenecía a la comunidad Kannauj Gowda Brahmin. Mandana Mishra recibió lo mejor del entrenamiento tradicional a los pies de Kumarila Bhatta y perfeccionó su erudición. Se instaló en Mahishmatipura como cabeza de familia con su esposa Ubhaya Bharati. Era hija de la sabia y piadosa Vishnu Mitra que vivía a orillas del río Sonabhadra.
Mandana Mishra y Ubhaya Bharati eran una pareja ideal, cada uno de ellos era igual al otro en todas las ramas del aprendizaje, del carácter ético y de la observación estricta de los mandatos védicos. Se suponía que Ubhaya Bharati era un avatar de la diosa del aprendizaje, Saraswati Devi, como se suponía que Mandana Mishra era un avatar de Brahma. Su erudición y la reverencia en la que estuvo recluido le valieron el epíteto honorífico de “Mandana Mishra”. Su verdadero nombre era Vishwarupa.
Cuando Sri Shánkara llegó a la mansión de Mandana Mishra, encontró las puertas selladas desde adentro. Sri Shánkara, como Sanyasin, no tenía derecho de admisión a una casa cerrada. Tales son las reglas de Smriti, que rigen la conducta diaria de los sanyasin tradicionales. Sri Shánkara reflexionó un poco. Había decidido firmemente redimir a Mandana Mishra de la rigidez del ritualismo dogmático. Por lo tanto, tenía ganas de usar sus extraordinarios poderes yóguicos. Gran Yogui y Siddha Purusha como era, Sri Shánkara entró a la casa a través de la puerta cerrada.
El Sanyasi Inoportuno
Mandana Mishra sentía una aversión innata por los sanyasis porque, en su firme creencia del ritualismo, sentía que sólo aquellos que deseaban escapar de los rigores de las órdenes védicas encontraban refugio en el ashrama de Sanyasa. Además, cuando Sri Shánkara entró en la casa, fue un momento inoportuno en que la presencia de un Sanyasin era considerada muy desagradable. Mandana Mishra estaba realizando una shraddha (uno de varios ritos funerarios realizados a intervalos después de una muerte) y los brahmanes estaban a punto de ser alimentados. La entrada de Sri Shánkara en ese momento causó disturbios y Mandana Mishra se enfureció.
El encuentro fue seguido de intercambios severos y calientes. Los brahmanes encontraron la situación fuera de control. Querían arreglarlo. Le sugirieron a Mandana Mishra que invitara a Sri Shánkara a participar en el shraddha. Siendo un ritualista firme y de primera categoría, Mandana Mishra estaba totalmente empeñado en salvar el ritual. Invitó a Sri Shánkara en consecuencia.
Pero Sri Shánkara se negó a aceptar la invitación. Le explicó a Mandana Mishra que no había venido por bhiksha (tradición hindú de pedir limosna con el propósito de eliminar o conquistar el ego) sino por un debate polémico. Mandana Mishra, que nunca antes había conocido a un rival que pudiera comparársele en el conocimiento espiritual, estaba dispuesto a participar en la pelea dialéctica. Con gusto le dio la bienvenida. Se permitió que la shraddha se terminara según lo ordenado. El debate fue arreglado para el día siguiente.
Se encontraron al día siguiente después de las abluciones diarias normales a sus respectivos ashramas. Ubhaya Bharati, la esposa de Mandana Mishra, acordó servir como jueza ya que ambos buscaron su ayuda para expresar su confianza en su imparcialidad y apreciación por su sabiduría y erudición. Ella era la única académica disponible que podía seguir a los disputantes en su vuelo a alturas sublimes.
Como Ubhaya Bharati era ama de casa, con sus quehaceres diarios, que incluían la preparación de alimentos diarios para las disputas, les dio a cada uno de ellos una guirnalda de flores. Ella dijo que la persona cuya guirnalda se desvaneciera primero sería la persona vencida. Para hacer la disputa más significativa, acordaron una apuesta. La persona vencida en el debate debía convertirse en discípulo y aceptar el ashrama y la forma de vida del vencedor.
Eran gigantes de la erudición, ambos supremos en el conocimiento de los Vedas. La discusión continuó diariamente sin obstaculizar sus rituales diarios, descanso y otras exigencias.
Día a día, Mandana Mishra vio una nueva luz en los argumentos de Sri Shánkara. Estaba perdiendo la fe en sus propias convicciones pasadas. Su fe en Shánkara estaba creciendo a un clímax estimulante. En el octavo y último día de la discusión, Mandana Mishra estaba completamente convencido de la superioridad de la doctrina de Sri Shánkara. Como Sri Shánkara dijo: “Una vez que el factor condicionante (la nesciencia) se desvanece, el alma se vuelve uno con el Brahman”.
Cuando Mandana Mishra se dio cuenta de las limitaciones de su propio punto de vista y de la Verdad de Sri Shánkara, descubrió que su guirnalda de flores se estaba desvaneciendo. Cayó postrado ante Sri Shánkara, le tocó los pies y dijo con voz temblorosa: “Oh Maestro del Mundo, perdóname y perdona mi audacia”. Te he ofendido durante estos ocho días. ¡Guarda tu furia, oh Jagadguru! y derrama tu gracia sobre este humilde servidor.
Ubhaya Bharati desapareció de la visión mortal y recuperó su forma celestial como Saraswati Devi, la Diosa del Conocimiento. Sin embargo, le otorgó una bendición a Sri Shánkara, le dijo que ella sería inmanente en el lugar donde él invocara su presencia. Mandana Mishra dio todas sus pertenencias terrenales a los necesitados en el último ritual védico que realizó antes de tomar sanyasa a manos de Sri Jagadguru Shánkara.
Sri Shankara le dio a su discípulo el nombre de Sri Sureshwaracharya. Lo llevó en su marcha de un lugar a otro. Pronto Sri Shánkara llegó a Sringeri donde invocó la presencia de la Diosa del Conocimiento. Instaló a Sri Sureshwaracharya como jefe de ese Monasterio.
Establecimiento del Sharada Peetham en Sringeri
Sri Sureshwaracharya escribió comentarios métricos aclarantes (Vartikas) sobre los comentarios de los Taittiriya y Brihadaranyaka Upanishads que realizo Sri Shánkara. Sri Sureshwaracharya también escribió comentarios sobre Dakshinamoorti Stotra y Panchikarana de Sri Shánkara. El comentario sobre Dakshinamoorti Stotra se hizo famoso como Manasollasa Vartika.
También escribió una monografía sucinta que presenta una imagen analítica de las enseñanzas fundamentales de Sri Shánkara. Este libro se hizo conocido como Naishkarmya Siddhi. Sri Sureshwaracharya también escribió un comentario llamado Balakrida sobre el Smriti de Yajnavalkya. Junto a Sri Shánkara, se erige como el principal autor en el campo del Advaita.