No partas nunca con un lamento. Parte en silencio. Parte riendo. Con el consuelo de que te llevas muchos tesoros, que llevas dentro.
Y quizás antes de que amanezca te encuentres lejos de las tormentas. Sin egoísmos y sin derroches, parte callado como llegaste., no sea que el tiempo juegue contigo, y llegues tarde a tu otro nido.