Es algo muy bello tener un retrato de uno de los sabios más grandes de todos los tiempos: Shankara. La vida de Shri Adi Shankaracharya es un ejemplo para toda la humanidad. Si nosotros pudiésemos tener una décima parte de las inquietudes que él tenía, este mundo sería un verdadero paraíso.
La vida de Shankara es algo tan bello. Sus padres no tenían hijos; se fueron a un peregrinaje con el propósito de pedir un hijo que continuara la línea de la tradición de la familia. Sus padres eran personas muy serias y dedicadas a la vida espiritual.
Una noche, durante su peregrinaje, los dos tuvieron el mismo sueño, con el cual ambos estuvieron muy contentos. Durante el sueño un sabio les dijo que tendrían un hijo que sería un maestro espiritual muy famoso. Ambos regresaron a su aldea muy contentos y así nació Shri Adi Shankara.
Shankara nació en un momento de gran necesidad en su época. Desde muy pequeño se interesó en la vida espiritual y a los 4 años estaba decidido a renunciar a su casa y a su familia para buscar su maestro espiritual y dedicar su vida a la iluminación. Pero su madre, como todas las madres que a veces se apegan a los hijos, pensó: “¡ah! Pero mi querido hijo apenas tiene cuatro años, se puede morir de hambre en su peregrinaje”, pero Shankara no se preocupaba por eso.
Pocos años después murió su padre y su madre quedó sola. Mientras otros niños jugaban con sus juguetes, brincaban y hacían otras actividades infantiles, Shankara estaba en el templo cerca de un gran Maestro que pasaba por ahí. Cuando la mamá no veía a Shankara alrededor de su casa, sabía que estaba en el templo porque él no tenía interés en los juegos. Como ya se dijo, él sólo tenía 4 ó 5 años de edad. Al morir su padre, pidió permiso a su madre para ser renunciante. En la India la tradición manda que los hijos siempre obedezcan a los padres por lo que, aunque él quería ser renunciante, no lo haría hasta obtener el permiso de su madre.
Ella envejeció y enfermó. Tenía que traer el agua de un pun- to muy lejano y Shankara, que sólo tenía 5 años pero tenía un gran desarrollo, desvió el río hasta la parte de atrás de su casa para que su madre no fuera muy lejos por el agua. En una ocasión llovía tan fuerte que la casa se iba a inundar, pero Shankara entró en el río y éste bajó el nivel. Era una manifestación de su gran desarrollo espiritual.
Un día Shankara entró al río y un cocodrilo lo agarró por la pierna, entonces Shankara le dijo a su madre:
“… bueno mama, estoy a punto de morir así que dame permiso para morir como renunciante”. La mamá estaba desesperada y no quería perder a su hijo, así que le dijo: “!sí, como no, mi hijo!” e inmediatamente el cocodrilo soltó al niño. Entonces Shankara, a la edad de 7 años, se fue en busca de su maestro espiritual.
Eran pocas las personas que podían hablar con él sobre filosofía, pues era un sabio, y sus estudios le tomaron 3 años. Su maestro también era un iluminado y cuando fue en su busca éste estaba en una cueva, en meditación, y Shankara se sentó fuera a esperar. Entonces cuando el maestro terminó su meditación le dijo: “¿qué quiere usted aquí?”, porque los maestros son bastante fuertes al principio, “usted siendo tan niño debía estar en su casa donde está su mamá”. El se quedó tranquilo y le dijo: ”yo estoy interesado en llegar a la iluminación, no tengo interés en la vida de familia”. El maestro, al ver la dedicación y seriedad del muchacho, lo inició en la meditación.
Cuando Shankara cumplió 11 años comenzó a escribir las obras sobre Filosofía Vedántica, la filosofía del monismo, un texto muy profundo. A los 16 años comenzó a viajar por diferentes puntos de la India dando conferencias y en reuniones con destacados sabios de otras corrientes filosóficas. Ninguno podía vencerle en los debates, por la pureza de sus cualidades.
En el transcurso de sus viajes fundó cuatro escuelas en diferentes puntos de la India que, al cabo de 2,400 años, todavía siguen sus enseñanzas. Nosotros pertenecemos a esa escuela. La sabiduría nace con los sabios y mantener la pureza de las enseñanzas depende de los discípulos. Si por descuido éstos desaparecen, hay que esperar que nazca de nuevo alguien con esas cualidades.
Cuando Shankara alcanzó los 32 años, su obra terminó y marchó a los Himalayas. Legó la sabiduría de sus enseñanzas al mundo entero.
En la actualidad, su organización tiene millones de seguidores, tanto en la India como fuera de ella. La verdad es como la luz del sol, ningún país, por grande que sea, puede decir que el sol le pertenece. Así mismo es la verdad, e igual que la verdad, la enseñanza.
Las filosofías, las religiones, tienen aroma universal. Así, cualquier persona de cualquier raza, de cualquier credo, tiene derecho a buscar la sabiduría, la iluminación, que es un derecho del ser humano desde su nacimiento y eso es algo de suma importancia.
Son los grandes sabios los que dejan su sello en la sabiduría. Con el tiempo, esos grandes sabios se vuelven inmortales por sus sagradas enseñanzas.
Lo que nosotros hoy día debemos hacer es cuidar esas enseñanzas con gran esfuerzo, sacrificio y dedicación, para preservar una técnica tan sencilla y fácil como el Mantra Yoga Meditación (MYM). Con esta técnica el individuo puede alcanzar esas verdades y esas alturas de pureza, porque hay una sola verdad.
Hay una sola verdad, como hay una sola sombra, y distintos hombres han enseñado esas verdades en diversas épocas. Como la verdad es una sola y el ser humano tiene libertad de elección, no debemos confundirnos con las superficialidades sino valorar la esencia, que es la espiritualidad.
Por esa razón no pedimos que las personas dejen su religión o sus creencias. A través de la práctica del MYM y la constancia, se avanza hacia la sabiduría y de esa manera se puede ser mejor católico y llevar una mejor vida.
Por esa razón, es una cosa muy bella tener un cuadro de esta categoría, para recordar la grandeza de los hombres sabios. El propósito de las enseñanzas filosóficas es tener hombres sabios en todos los rincones de la tierra, porque es la única forma de tener acceso a una verdadera transformación. Es la única manera de lograr eso porque ahí nace la armonía, la paz, la tranquilidad, el amor, la creatividad y otros valores muy bellos.
Nosotros sabemos que es la única forma de vivir en armonía con los demás. Eso no quiere decir que en la vida espiritual hay que negar la materia, en ningún momento, la materia tiene su lugar en nuestro mundo, pero cuando la materia comienza a ser importante es porque el ser humano está fallando en su desarrollo espiritual.
En la vida, el desarrollo espiritual no tiene el mismo ritmo que el desarrollo de la materia, por ese desequilibrio tenemos problemas. Y como nosotros mismos causamos ese desequilibrio, también podemos volver a producirlo y eso lo podemos hacer dedicando un poquito de tiempo a reestablecer la armonía. Y no es que la armonía no esté establecida, sino que el ser humano, por su falta de sabiduría, no la ve.
A través de la técnica del MYM podemos llegar a la purificación de la mente y del intelecto, así como del ego. Cuando ese aspecto (el ego) de nuestra personalidad se purifica, se manifiesta de nuevo la sabiduría en toda su plenitud.
Estamos en esta disciplina para seguir el sendero noble de la sabiduría, es por eso que si cada individuo hace un pacto con el sendero espiritual, podemos convertimos en instrumentos para que la paz, la felicidad y el amor se manifiesten en nuestro ambiente.











































































































