Swami Gurú Devanand Saraswati Ji Maharaj

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Quinto Discurso: YOGA DE LA RENUNCIACIÓN

Karma Sanyāsa Yoga

Arjuna uvāca:
sannyāsaṁ karmaṇāṁ kṛṣṇa punar yogaṁ ca ṥaṁsasi
yac chreya etayor ekaṁ tan me brūhi suniṥcitam

Arjuna dijo:
1. Elogias, ¡oh Krishna!, la renuncia a la acción al tiempo que ensalzas el yoga. Dime ahora en forma concluyente, ¿cuál de estos dos caminos es preferible?

Ṥrībhagavān uvāca:
sannyāsaḥ karmayogaṥ ca niḥṥreyasakarāv ubhau
tayos tu karmasannyāsāt karmayogo viṥiṣyate

El Señor bienaventurado dijo:
2. Tanto el yoga de la acción como la renuncia a la acción conducen a la felicidad suprema; pero de los dos caminos el karmayoga es superior al sanyāsayoga.

jñeyaḥ sa nityasannyāsī yo na dveṣṭi na kāṅkṣati
nirdvandvo hi mahābāho sukhaṁ bandhāt pramucyate

3. Aquel que, libre del par de opuestos, no siente repulsión ni deseo es un Sanyāsin, pronto a liberarse, ¡oh potentemente armado[100]!, de toda esclavitud.

sāṁkhyayogau pṛthag bālāḥ pravadanti na paṇḍitāḥ
ekam apy āsthitaḥ samyag ubhayor vindate phalam

4. Alguien, ignorante, puede considerar que el sānkhya y el yoga son diferentes. Sin embargo, el sabio que se establece correctamente en cualquiera de éstos obtiene el fruto de los dos.

yat sāṁkhyaiḥ prāpyate sthānaṁ tad yogair api gamyate
ekaṁ sāṁkhyaṁ ca yogaṁ ca yaḥ paṥyati sa paṥyati

5. El mismo estado es alcanzado por los sānkhya y por los yoguis, y percibe la verdad quien ve que el sānkhya y el yoga son una misma vía.

saṁnyāsas tu mahābāho duḥkham āptum ayogataḥ
yogayukto munir brahma na cireṇādhigacchati

6. Pero la renunciación, ¡oh tú potentemente armado!, es difícil de lograr sin la ayuda del yoga. Por eso, el muni que se purifica por el yoga alcanza pronto a Brahman.

yogayukto viṥuddhātmā vijitātmā jitendriyaḥ
sarvabhūtātmabhūtātmā kurvann api na lipyate

7 Con el ātman purificado por el yoga; vencida toda identificación con los sentidos disciplinados, aquel que ha realizado su ātman como el ātman de todos los seres, aunque actúe no quedará afectado.

naiva kiṁcit karomīti yukto manyate tattvavit
paṥyañ ṥṝṇvan spṛṥañ jighrann aṥnan gacchan svapāñ ṥvasan

8. El que por la práctica del yoga conoce la verdad, dice: Yo nada hago. Aunque él ve, oye, toca, huele, come, anda, duerme, respira, buddhi, o únicamente con los sentidos, para conservar pura la contemplación del ātman.

pralapan visṝjan gṝhṇann unmiṣan nimiṣann api
indriyāṇīndriyārtheṣu vartanta iti dhārayan

9. Habla, evacúa, toma y abre y cierra los ojos, él está convencido, no obstante, de que son los sentidos los que toman contacto con los objetos de los sentidos y actúan sobre ellos.

brahmaṇy ādhāya karmāṇi saṅgaṁ tyaktvā karoti yaḥ
lipyate na sa pāpena padmapattram ivāmbhasa

10. Al que abandona sus actos en Brahman después de renunciar a todo apego, no le mancha el mal, tal como a la hoja de loto no le moja el agua.

kāyena manasā buddhyā kevalair indriyair api
yoginaḥ karma kurvanti saṅgaṁ tyaktvātmaṥuddhaye

11. El yogui que abandona todo apego ejecuta sus acciones sólo con el cuerpo, con las funciones de manas y de buddhi, o únicamente con los sentidos, para conservar pura la contemplación del atman.

yuktaḥ karmaphalaṁ tyaktvā ṥāntim āpnoti naiṣṭhikīm
ayuktaḥ kāmakāreṇa phale sakto nibadhyate

12. El que, establecido en el yoga, renuncia al fruto de la acción, alcanza la paz inmutable; pero el que impulsado por el deseo no consigue establecerse en el yoga y sigue apegado al fruto de sus acciones, ése permanece esclavizado.

sarvakarmāṇi manasā sannyasyāste sukhaṁ vaṥī
navadvāre puré dehī naiva kurvan na kārayan

13. Cuando con manas disciplinado, con dominio de sí mismo, renuncia a todas las acciones, el morador del cuerpo reposa feliz en la ciudad de nueve puertas[101], sin actuar ni promover la acción.

na kartṛtvaṁ na karmāṇi lokasya sṛjati prabhuḥ
na karmaphalasaṁyogaṁ svabhāvas tu pravartate

14. El Señor no crea el agente que actúa, ni las acciones del mundo, ni la relación de la acción con su fruto. Sólo es que la naturaleza de las cosas se manifiesta.

nādatte kasyacit pāpaṁ na caiva sukṛtaṁ vibhuḥ
ajñānenāvṛtaṁ jñānaṁ tena muhyanti jantavaḥ

15. A lo Omnipresente no llegan los méritos o deméritos de nadie. El conocimiento está velado por el noconocimiento y esa es la causa de que las criaturas estén en el error.

jñānena tu tad ajñānaṁ yeṣāṁ nāṥitam ātmanaḥ
teṣām ādityavaj jñānaṁ prakāṥayati tat param

16. El no-conocimiento es destruido por el conocimiento del ātman y así es como el conocimiento resplandece como el Sol y revela lo Supremo.

tadbuddhayas tadātmānas tanniṣṭhās tatparāyaṇāḥ
gacchanty apunarāvṛttiṁ jñānanirdhūtakalmaṣāḥ

17. Con las funciones de buddhi y de manas fijas en ESO, firmes en la contemplación de ESO, estabilizadas en ESO, consagradas por completo a ESO, se alcanza el estado sin retorno, con las faltas destruidas por el conocimiento.

vidyāvinayasampanne brāhmaṇe gavi hastini
ṥuni cai va ṥvapāke ca paṇḍitāḥ samadarṥinaḥ

18. Los sabios no hacen distinción entre un brahmán instruido y humilde, una vaca, un elefante, un perro, o un paria.

ihaiva tair jitaḥ sargo yeṣāṁ sāmye sthitaṁ manaḥ
nirdoṣaṁ hi samaṁ brahma tasmād brahmaṇi te sthitāḥ

19. Incluso aquí en la tierra, la existencia transitoria es vencida cuando manas permanece equilibrado. Brahman inmaculado lo penetra todo por igual y por eso es posible establecerse en Brahman.

na prahṛṣyet priyaṁ prāpya nodvijet prāpya cāpriyam
sthirabuddhir asaṁmūḍho brahmavid brahmaṇi sthitah

20. Quien se establece en Brahman mantiene buddhi fija y libre del engaño. El conocedor de Brahman no goza en lo placentero ni se aflige por lo doloroso.

bāhyasparṥeṣv asaktātmā vindaty ātmani yat sukham
sa brahmayogayuktātmā sukham akṣayam aṥnute

21. Cuando se permanece aislado de todo contacto con lo externo, es experimentada la felicidad del ātman. Cuando se realiza el yoga del ātman con Brahman es alcanzada la felicidad eterna

ye hi saṁsparṥajā bhogā duhkhayonaya eva te
ādyantavantaḥ kaunteya na teṣu ramate budhaḥ

22. Los goces nacidos del contacto con los objetos de los sentidos son fuente de dolor, porque tienen, ¡oh hijo de Kunti!, principio y fin. Ningún sabio encuentra satisfacción en ellos.

ṥaknotīhaiva yaḥ soḍhuṁ prāk ṥārīravimokṣaṇāt
kāmakroddhobhavaṁ vegaṁ sa yuktaḥ sa sukhī naraḥ

23. Quien antes de dejar su cuerpo es capaz de abandonar aquí en el mundo los impulsos del deseo y de la ira, es un verdadero yogui, un hombre feliz.

yo’ntaḥsukho’ntarārāmas tathā ntarjyotir eva yaḥ
sa yogī brahmanirvāṇaṁ brahmabhūto’dhigacchati

24. Quien descubre en sí mismo la felicidad, la alegría y la luz, ese es un yogui pronto a identificarse con Brahman, pues está preparado para realizar el Brahmanirvāna.

labhante brahmanirvāṇam ṛṣayaḥ kṣīṇakalmaṣāḥ
chinnadvaidhā yatātmānaḥ sarvabhūtahite ratāḥ

25. De los rishis que han destruido sus faltas y disipado la dualidad, que han disciplinado su manas y gozan con el bienestar de todos los seres, se dice que han realizado el Brahmanirvāna.

kāmakrodhaviyuktānāṁ yatīnāṁ yatacetasām
abhito brahmanirvāṇaṁ vartate viditātmanām

26. Aquellos Sanyāsines que se han dominado a sí mismos, que han disciplinado su manas, que se han liberado del deseo y de la ira y han realizado el conocimiento del ātman, esos alcanzan el Brahmanirvāna.

sparṥān kṝtvā bahir bāhyāṁṥ cakṣuṥ caivāntare bhruvoḥ
prāṇāpānau samau kṛtvā nāsābhyantaracāriṇau

27. Excluidos los objetos exteriores, fija la mirada entre ambas cejas y bien equilibradas la expiración y la inspiración del soplo que circula por las fosas nasales,

yatendriyamanobuddhir munir mokṣaparāyaṇaḥ
vigateccābhayakrodho yaḥ sadā mukta eva saḥ

28. si ese sabio ha disciplinado además los sentidos y manas y buddhi; si se ha despojado del deseo, del temor y de la ira y su única finalidad es lograr la liberación, ese sabio, en verdad, está ya liberado.

bhoktāraṁ yajñatapasāṁ sarvalokamaheṥvaram
suhṛdaṁ sarvabhūtānāṁ jñātvā māṁ ṥāntim ṛcchati

29. Si Me ha reconocido como el Señor de los sacrificios y de las austeridades[102], como el Gran Señor de todos los mundos, como el Amigo de todos los seres, él alcanza la Paz.

OM TATSAT
Tal es el Quinto Discurso, titulado:
YOGA DE LA RENUNCIACIÓN[103]
(Karma sannyāsa yoga)

COMENTARIOS AL DISCURSO V: YOGA DE LA RENUNCIACIÓN

Introducción (1-2)

La acción sin apego, con renuncia a los frutos, es parte del yoga que Krishna acaba de ensalzar y explicar; y Arjuna pregunta ahora sobre los motivos de elección entre dos modos de yoga que en sí mismos, tales como él los enuncia, parecen imcompatibles además de ser incompletos como camino e insuficientes como yoga: el yoga de la acción (karmayoga) y el de la renunciación (sanyāsayoga).

Es cierto que cualquiera que sea la vía seguida conduce al ātman (IV, 11), porque el ātman es siempre el camino y lo que hay que realizar, pero la renunciación (sanyāsa) es difícil de lograr sin ayuda de la acción, que es yoga; y la acción sin renuncia a los frutos no rompe las cadenas, dado que esa acción se compromete por sí misma (IV, 20).

Qué es la renunciación correctamente entendida y en qué sentido necesita la renunciación, para conducir hasta la felicidad suprema, ser yoga, acción verdadera: éstas son las cosas que constituyen el fundamento de este Discurso, cuyo objeto es la renunciación como yoga.

Sección I. Karmayoga y sanyāsayoga (3-6)

Es muy probable que en los tiempos del autor de la Gītā muchos seguidores de la doctrina sānkhya adoptaran la renunciación como forma de realización propia; pero la renunciación de tales sanyāsines parece consistir esencialmente en algo muy exterior, es decir, en abandonar toda acción y toda empresa o propósito. Para ellos advierte el Discurso que, en efecto, quien ya no siente aversión ni deseo por nada está pronto a liberarse de toda esclavitud (3), pero que tal libertad no se funda en la simple abstención de encender el fuego sagrado y de cumplir los ritos (VI, 1), sino que es necesario renunciar a uno mismo para estar libre del par de opuestos.

El estado final propuesto por la doctrina sānkhya, la calma inmóvil, es el mismo para el sanyāsin que para el yogui y por eso está en lo cierto quien ve que el sānkhya y el yoga no son cosas diferentes (5); pero la renunciación hasta el punto de quedar libre del par de opuestos es difícil de lograr sin la práctica del yoga (6).

Como se ha dicho: Sin yoga, el sanyāsa como abstención de cualquier acto es un juego exterior, una aventura sin camina. Si se renuncia a una cosa, otra sobreviene y ocupa su lugar; y así de manera incesante. Por eso, el muni, el sabio que busca la libertad, se purifica por el yoga, y alcanza la calma inmóvil propuesta por la doctrina sānkhya y perseguida por los yoguis.

Sección II. La verdadera renunciación y sus efectos (7-13)

¿Qué es verdadera renunciación y cuáles son sus efectos en el muni purificado por el yoga? El Señor bienaventurado explica esto tan bien que imperdonable sería no seguir sus revelaciones paso tras paso:

a) Hay que acabar con toda identificación con los sentidos, los cuales, como ya se sabe, son cinco más uno, manas, b) Hay que purificar el ātman (la idea del ātman, porque el ātman es siempre puro), y para ello hay que valerse del yoga, cuya práctica sucesiva de dhāranā, dhyāna y samādhi se menciona de forma abreviada unos slokas más arriba (21); ye) Hay que realizar el hecho venturoso de que adhyātma, el ātman puro, tal como es, y que es el ser que yo realmente soy, es, en verdad, paramātman, el ātman de todos los seres. Quien esto realiza, dice el Señor, aunque actúe no quedará afectado (7).

Cuando se conoce la verdad del ātman, el hombre, libre ya del error de ahamkāra, dice: Yo nada hago, porque ha renunciado a todo apego con los sentidos y está unido a Brahman. Esto es renunciar a todos los actos en Brahman, y a quien efectúa esta renuncia, se dice que no le mancha el mal, como a la hoja de loto no le moja el agua (8-10).

Quien realiza esta renuncia que se acaba de mencionar experimenta un fenómeno difícil de explicar. Tal hombre ejecuta sus acciones sólo con el cuerpo, incluidos los sentidos, o además con las funciones de manas y buddhi, que también son cuerpo; pero él no ejecuta ninguna acción. Así es como conserva intacta la contemplación del ātman, y el hombre, lo que él es ahora, pues nada es y nada le pertenece, permanece inmutable en la paz interior alcanzada (11-12).

Lo que dice el Señor es que cuando esa posición de disciplina, dominio y renuncia se mantiene con fijeza, el hombre, tal hombre (tal purusha), no es entonces el cuerpo sino el morador del cuerpo (13). Esta transformación interior, este ser ahora purusha y no prakriti, esta mutación, es lo que en términos antiguos de sabiduría se califica como ser un dvija, un dos veces nacido, pues se ha recibido nacimiento en la otra orilla de la conciencia, en Brahman Imperecedero.

Sección III. Discurso sobre el morador del cuerpo (14-21)

Desde la nueva morada sin tiempo se comprueba que las cosas se manifiestan por su propia naturaleza, por sí mismas, sin agente que actúe y sin relación causal entre la acción y su fruto (14).

Tampoco hay allí mérito o demérito. Sólo es que el conocimiento está velado por el no conocimiento, que se disipa por el conocimiento del ātman. Cuando hay contemplación (dhyāna) larga y concentrada (dhāranā) del ātman, las funciones de manas y buddhi, —pensar y conocer en esta orilla — cesan por sí mismas, enamoradas del ātman (samādhi). El conocimiento verdadero se ilumina y revela el ātman. Como todo lo perecedero es ahora prakriti en verdad, prakriti sólo, la necesidad de retorno de lo Imperecedero concluye. El viaje ha terminado. Todo resplandece como el Sol que se eleva en el interior, en el lugar situado en la cumbre (15-17).

La mirada del muni suele ser entonces como la de un borracho que no hace distinción en lo que ve. Brahman lo penetra todo, y para la mirada agudísima de quien se ha establecido en Brahman sólo hay Brahman. Todo es transparente, y sólo Brahman, lo que es puro más allá de la transparencia, es realmente existente (18-19).

Quien en esta vida se establece en Brahman, conserva en esta orilla, como conexión con el mundo una vez completado su yoga de renunciación, sólo buddhi, el conocimiento puro y libre de los pares de opuestos que recibe del ātman (20).

Dos grados de felicidad pueden aún ser percibidos; uno en conexión con buddhi y otro en sí mismo: la felicidad que viene del ātman cuando el ātman ha sido aislado y la felicidad que consiste en ser la felicidad misma. Se dice que para el yogui que se sumerge en esta felicidad la respiración cesa. Entonces, carente de interior y exterior, se inunda con la alegría imperecedera de Brahman.

Esta es la culminación del yoga, apenas descriptible, que el texto evoca con un vocablo compuesto singular: brahmayogayuktātma. Brahman y ātman son idénticos, puesto que Brahman es ātman en lo objetivo y ātman es Brahman en lo subjetivo. La expresión yoga completo de ātman con Brahman significa que al fin ha sido realizada la identidad carente de interior y exterior, la más difícil, la última del yoga (21).

Sección III. Discurso sobre el morador del cuerpo (14-21)

Desde la nueva morada sin tiempo se comprueba que las cosas se manifiestan por su propia naturaleza, por sí mismas, sin agente que actúe y sin relación causal entre la acción y su fruto (14).

Tampoco hay allí mérito o demérito. Sólo es que el conocimiento está velado por el no conocimiento, que se disipa por el conocimiento del ātman. Cuando hay contemplación (dhyāna) larga y concentrada (dhāranā) del ātman, las funciones de manas y buddhi, —pensar y conocer en esta orilla — cesan por sí mismas, enamoradas del ātman (samādhi). El conocimiento verdadero se ilumina y revela el ātman. Como todo lo perecedero es ahora prakriti en verdad, prakriti sólo, la necesidad de retorno de lo Imperecedero concluye. El viaje ha terminado. Todo resplandece como el Sol que se eleva en el interior, en el lugar situado en la cumbre (15-17).

La mirada del muni suele ser entonces como la de un borracho que no hace distinción en lo que ve. Brahman lo penetra todo, y para la mirada agudísima de quien se ha establecido en Brahman sólo hay Brahman. Todo es transparente, y sólo Brahman, lo que es puro más allá de la transparencia, es realmente existente (18-19).

Quien en esta vida se establece en Brahman, conserva en esta orilla, como conexión con el mundo una vez completado su yoga de renunciación, sólo buddhi, el conocimiento puro y libre de los pares de opuestos que recibe del ātman (20).

Dos grados de felicidad pueden aún ser percibidos; uno en conexión con buddhi y otro en sí mismo: la felicidad que viene del ātman cuando el ātman ha sido aislado y la felicidad que consiste en ser la felicidad misma. Se dice que para el yogui que se sumerge en esta felicidad la respiración cesa. Entonces, carente de interior y exterior, se inunda con la alegría imperecedera de Brahman.

Esta es la culminación del yoga, apenas descriptible, que el texto evoca con un vocablo compuesto singular: brahmayogayuktātma. Brahman y ātman son idénticos, puesto que Brahman es ātman en lo objetivo y ātman es Brahman en lo subjetivo. La expresión yoga completo de ātman con Brahman significa que al fin ha sido realizada la identidad carente de interior y exterior, la más difícil, la última del yoga (21).

Sección IV. Ultima reflexión sobre el sanyāsa yoga (22-29)

El sabio no encuentra satisfacción en los goces del contacto con los objetos de los sentidos y abandona con su cuerpo los impulsos del deseo y de la ira (22-23).

El sabio descubre en sí mismo la felicidad y disipa la dualidad; disciplina su manas y goza con el bienestar de todos los seres (24-25). Cuando ha renunciado a todo y permanece en la práctica del yoga, en contemplación del ātman, sin más finalidad que la realización del ātman, tal sabio, tal sanyāsin, está ya liberado (26-28).

Ha reconocido al Señor a quien todas las renunciaciones le deben ser ofrecidas como sacrificio y como áscesis, pues Él es el Ser de todos los seres. Él es Mahesvara, Shiva de todos los mundos. Cuando el yogui conoce esto obtiene la condición suprema, el estado en el que puede decir en verdad: Nada soy. Nada es mío. Así es como alcanza la Paz (29).

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