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Vegetarianismo, Historia

Desde los comienzos de la historia registrada se encuentra que la forma de comer vegetariana era considerada como natural. Los Griegos, Egipcios y Hebreos describen al hombre como un consumidor de frutas. Los sacerdotes del antiguo Egipto nunca comían carne. Muchos hombres sabios griegos como Platón, Sócrates y Pitágoras eran fuertes propulsores de la comida vegetariana. La gran civilización de los Incas se basó en el vegetarianismo. En India, el Buda urgía a sus discípulos a que no comieran carne. Los santos y sabios Taoístas han sido vegetarianos; los primeros Cristianos y Judíos fueron también vegetarianos.

La Biblia claramente dice:

“Y Dios dijo, Mirad que os he dado toda hierba de semilla que existe sobre la faz de la tierra y todo árbol que lleva fruto de la semilla; eso os servirá de alimento” (Gen. 1:29).

San Pablo, uno de los grandes discípulos de Cristo le escribió a los Romanos:

“Lo bueno es no comer carne ni beber vino (Rom. 14:21).

Recientemente los historiadores han descubierto textos similares al Nuevo Testamento describiendo la vida y discursos de Jesús. En uno de estos manuscritos Jesús dice: “Y la carne de las bestias sacrificadas dentro del cuerpo del que la come se convertirá en su tumba. Por lo que les digo de verdad que quien mata, se mata a sí mismo y quien come la carne de bestias sacrificadas se come el cuerpo de la muerte. (La Epístola Esenia de Paz).

Los hindúes de antaño siempre prohibían el comer carne. El Corán, el Libro Sagrado de los musulmanes, prohíbe el comer “animales muertos, carne, sangre” … “Uno de los primeros califas después de Mahoma, su nieto, le advirtió a sus discípulos, “No hagáis vuestros estómagos tumbas de animales…”.

Se ve claro que a través de la Historia, mucha gente sabia y preparada ha adoptado el comer vegetarianamente y han estimulado a otros a su alrededor para hacer lo mismo.

“Entonces dijo Daniel al guarda… Pon a prueba, te ruego, a tus siervos durante diez días; désenos de comer legumbres y de beber, agua; después, puedes comparar nuestro aspecto con el de los jóvenes que comen los manjares del rey (que incluían carne), y hacer con tus siervos con arreglo a lo que hayas visto. Aceptó la propuesta y les puso a prueba durante diez días. Al cabo de los diez días se vio que tenían mejor aspecto y semblante que todos los jóvenes que comían los manjares del rey”. (Daniel 1:11-15).

 
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