Los Esquimales, que viven principalmente a base de una dieta de carne y grasa, envejecen rápidamente teniendo un promedio de vida de 27.5 años. Los Kirgese, una tribu nómada, maduran temprano e igualmente mueren tempranamente, y son raros los que pasan de los 40 años.
Por el contrario, los antropólogos, en sus investigaciones de campo, han ampliamente documentado la salud, estamina y longevidad que demuestran gente como los Hunzas de Pakistán, los Otomí nativos de México y los pueblos del Suroeste de E.U.; todos ellos con culturas que no consumen carne. No es raro para ellos el tener entre los suyos a personas que viven hasta 110 años y más.
Las estadísticas mundiales muestran consistentemente que las naciones que consumen la mayor cantidad de carne también tienen la mayor incidencia de enfermedades como las del corazón, el cáncer y, por el contrario, grupos de vegetarianos en los mismos países tienen la menor incidencia de esas enfermedades.
¿Por qué los carnívoros se enferman más?
El Envenenamiento: Justo antes de morir y durante la agonía de ser sacrificado, la bioquímica del animal aterrorizado sufre unos cambios profundos. Subproductos tóxicos son diseminados en todo el cuerpo saturándolo de veneno que nace del mismo dolor de la muerte. De acuerdo con la Enciclopedia Británica, venenos corporales, incluyendo el ácido úrico y otros productos de desechos, se encuentran en la sangre y en el tejido: “Proteína obtenida de nueces, lentejas, frijol son relativamente puras por comparación a la carne que tiene 56% de agua impura”.
De igual manera que nuestros cuerpos se enferman cuando tenemos episodios de intensa rabia y miedo, de esa misma manera los animales igualmente sufren profundos cambios bioquímicos cuando se encuentran enfrentados a situaciones angustiosas. En la sangre, el nivel hormonal del animal, especialmente la hormona adrenalina cambia radicalmente su composición mientras el animal sufre su propia muerte o mientras ve a otros animales que luchan inútilmente por su vida y libertad. Estas grandes cantidades de hormonas quedan en el tejido y más tarde envenenan el tejido humano. De acuerdo al Instituto de Nutrición de América, “La carne de animales muertos está cargada de sangre llena de tóxicos y de subproductos de desechos”.
Cáncer: Un estudio realizado entre 50.000 vegetarianos reveló resultados que sacudió el mundo de la investigación sobre el cáncer. El estudio demostró en forma sorprendente que este grupo tenía un índice bajísimo de cáncer cuando se los comparaba con grupos similares en sexo y edad que si comían carne. El mismo estudio demostró que la media de vida de este grupo era significativamente más larga. Otro estudio demostró que en los Mormones de California el cáncer ocurre a un ritmo menor del 50% que el que ocurre en la población general; los Mormones comen muy poca carne.
¿Por qué los que comen carne padecen más de cáncer?
Una razón probable es que la carne de los cadáveres de los animales se vuelve de un color verde enfermizo en unos pocos días. La industria de la carne trata de disfrazar esta cruda realidad añadiéndole a la carne muerta nitratos, colorante, nitritos y otros preservantes. Estas sustancias hacen aparecer la carne como si fuese de un color rojo vivo. En estudios recientes se ha demostrado que estos aditivos son cancerígenos (que inducen el cáncer).
Decía el Dr. William Lijinsky, un investigador del cáncer en el Laboratorio Nacional de Oak Ridge de Tennessee, “Yo no le doy alimentos con nitratos, ni a mi gato”. Los investigadores norteamericanos e ingleses que han estudiado las bacterias intestinales han encontrado diferencias significativas entre las de los carnívoros y las de los vegetarianos. Las bacterias en los intestinos de los que comen carne reaccionan con los jugos digestivos para producir químicos que han determinado producen cáncer.
Esta puede ser la razón que explica por qué es tan prevalente el cáncer de los intestinos en países como Estados Unidos y Europa Occidental que son típicamente consumidores de carne, mientras que es cosa rara encontrar este tipo de cáncer en países vegetarianos como la India. En EE.UU. el cáncer intestinal tiene el segundo lugar (segundo solo al cáncer del pulmón) y los habitantes de Escocia, quienes consumen 20% más carne que los ingleses, tienen uno de los índices más altos de cáncer intestinal.
La Dieta Química
El comer carne ha sido llamado con frecuencia el estar comiendo en ‘‘la cima de la cadena de los alimentos”. En la naturaleza hay una larga cadena de comedores: las plantas “comen” luz solar, aire y agua; los animales se comen a las plantas; los animales más grandes y el hombre se comen a los animales más pequeños. Pero hoy día la mayoría de los campos son tratados con químicos venenosos (fertilizantes y pesticidas). Estos venenos son retenidos en los cuerpos de los animales que se comen dichas plantas y hierbas rociadas con esos químicos.
Tomemos el DDT, este pesticida conocido en toda Latinoamérica, está prohibido en E.U. desde la década del 50. Sin embargo, se sigue exportando a éstos como pesticida. Se riega libremente en el suelo y en el aire. Se sabe a ciencia cierta que este producto produce cáncer, esterilidad y serio daño al hígado. El DDT y pesticidas similares son retenidos en la grasa animal (y del pescado) y una vez que se almacenan allí son difícilmente expulsados.
Cuando las vacas comen pasto, ingieren también el DDT que hay en el pasto y cualquier otro químico que se le haya echado en gran cantidad. Estos se quedan dentro de su carne y ésta, a la vez, la consume el hombre que, sin saberlo, consume toda la concentración de químicos que la vaca haya acumulado en su vida comiendo ese pasto irrigado con dichos químicos.
Comiendo en la “cumbre de la cadena alimenticia”, el hombre, lo único que hace, es consumir la mayor concentración de pesticidas y químicos venenosos. La carne contiene 13 veces más contenido de DDT que los vegetales, las frutas y la hierba. Un estudio de la Universidad de Iowa demostró que la mayor parte del DDT encontrado en el hombre proviene de la carne.
Pero el envenenamiento de la carne no se detiene aquí. Muchos animales criados para carne de consumo son forzados a consumir más químicos que aceleran su crecimiento, los engorda más rápidamente, y mejora el color de su carne. Para lograr conseguir mayor beneficio económico y mayor cantidad de carne, los animales son forzados a comer, les inyectan hormonas para estimular su crecimiento, les dan estimulantes para aumentar su apetito, sedantes, antibióticos y mezclas de varios químicos.
El New York Times reportó: “El peligro más fuerte para el consumidor de carne está en los contaminantes escondidos – bacterias como la salmonella y residuos por el uso de nitratos, hormonas, antibióticos y otros químicos” (Julio 18, 1971). Muchos de estos químicos han demostrado ser cancerígenos y muchos animales mueren a causa de estos aún antes de ser sacrificados.
A medida que las granjas han ido evolucionando para convertirse en fábricas de animales, muchos de ellos nunca llegan a ver la luz del sol – su vida transcurre en espacios cerrados y limitados al máximo, creando un hábitat de crueldad que culmina en su muerte violenta.
Un buen ejemplo de este tipo de fábrica de animales son las fincas de pollos. De acuerdo con un artículo del Chicago Tribune, los huevos son incubados en el piso superior; los pollos en el segundo nivel son forzados a comer, nunca veían la luz del sol, nunca corren libremente, son drogados y se les despierta el apetito para consumir vorazmente en sus pequeñas jaulas, sin jamás respirar aire libre.
A medida que van creciendo son bajados a un nivel inferior. Cuando llegan al primer piso son sacrificados. Tal forma artificial de crianza no solamente desbalancea la química natural del cuerpo, sino que destruye su hábitat natural y el resultado es la aparición de tumores malignos y malformaciones.