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La Meditación y el Mantra Según Shri Nisargadatta Maharaj

Interlocutor: La repetición del nombre de Dios es muy común en la India ¿Hay alguna virtud en ello?

Maharaj: Cuando usted conoce el nombre de una cosa, o de una persona, usted puede encontrarla fácilmente. Llamando a Dios por Su nombre, usted le hace venir a usted.

Int: ¿En cuál figura viene?

Mah: De acuerdo con lo que usted espera. Si acontece que usted es desafortunado y algún alma santa le da a usted un mantra para la buena suerte y usted lo repite con fe y devoción, su mala suerte no tendrá más remedio que cambiar. Una fe firme es más fuerte que el destino. El destino es el resultado de causas, en su mayor parte accidentales, y por lo tanto está entretejido de una manera muy suelta. La confianza y la buena esperanza lo vencerán fácilmente.

Int: Cuando se recita un mantra, ¿qué acontece exactamente?

Mah: El sonido del mantra crea la forma que incorporará el Sí mismo. El Sí mismo puede incorporar cualquier forma —y operar a través de ella. Después de todo, el Sí mismo se está expresando a sí mismo en la acción —y un mantra es primariamente energía en acción. Actúa sobre usted, actúa sobre su entorno.

Int: El mantra es tradicional. ¿Debe serlo?

Mah: Desde tiempos inmemoriales se creó un lazo entre ciertas palabras y las energías correspondientes, lazo reforzado por innumerables repeticiones. Es lo mismo que un camino a la hora de caminar. Es una vía fácil —sólo se necesita fe. Usted confía en que el camino le lleve a usted a su destino.

Int: Antes de que uno pueda realizar su verdadera naturaleza, ¿no se necesita ser una persona? ¿No tiene el ego su valor?

Mah: La persona es de poca utilidad. Está profundamente inmersa en sus propios asuntos y es completamente ignorante de su verdadero ser. A menos que la consciencia presenciadora comience a operar sobre ella y la persona devenga el objeto de observación más bien que el sujeto, la realización no es factible. Es el presenciador el que hace la realización deseable y alcanzable.

Int: Llega un punto en la vida de una persona, en que la persona deviene el presenciador.

Mah: Oh, no. La persona por sí misma no devendrá el presenciador. Es como esperar que una vela fría comience a arder en el curso del tiempo. La persona puede quedarse en la obscuridad de la ignorancia para siempre, a menos que la llama de la presenciación la toque.

Int: ¿Quién enciende la vela?

Mah: El Gurú. Sus palabras, su presencia. En la India, muy a menudo es el mantra. Una vez que se enciende la mecha, la llama consumirá la vela.

Int: ¿Por qué es tan efectivo el mantra?

Mah: La repetición constante del mantra es algo que la persona no hace por su propio beneficio. El beneficiario no es la persona. Lo mismo que la vela, que no crece al arder.

Int: ¿Puede devenir la persona presenciadora de sí misma por sí misma?

Mah: Sí, acontece a veces como resultado de mucho sufrimiento. El Gurú quiere ahorrarle a usted el sufrimiento inacabable. Tal es su gracia. Incluso cuando no hay ningún Gurú exterior conocido, hay siempre el sadguru, el Gurú interior, que dirige y ayuda desde dentro. Las palabras «exterior» e «interior» son relativas solo al cuerpo; en realidad todo es uno, puesto que el exterior es meramente una proyección del interior. La presenciación viene como de una dimensión más alta.

 
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