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Las Cuatro Vías Del Yoga – El Karma Yoga

Karma Yoga, también llamado Karma Marga, es uno de los cuatro caminos espirituales en el hinduismo; este camino es considerado el “Yoga de la acción”. Para un Karma yogui, el trabajo correcto y bien hecho es una forma de oración.

De los caminos hacia la liberación espiritual en el hinduismo, el Karma Yoga es el camino de la acción desinteresada. Enseña que un buscador espiritual debe actuar de acuerdo con el dharma (ley universal de la naturaleza), sin apegarse a los frutos o las consecuencias personales. Karma Yoga, afirma el Bhagavad Gita, purifica la mente. Le lleva a uno a considerar el dharma del trabajo, y el trabajo de acuerdo con el dharma de uno, cuando trabajamos de manera desinteresada por y para la humanidad (en una escuela de filosofía Yoga por ejemplo), en ese sentido, uno se convierte en Dios en cada momento de la vida pues nos olvidamos a nosotros mismos, contribuyendo con el bienestar universal. Mahatma Gandhi fue un gran Karma Yogui, pues vivió por el bienestar de la India.

El Karma Yoga es la práctica espiritual de “acción desinteresada realizada en beneficio de los demás”. El Karma Yoga es un camino para alcanzar moksha (liberación espiritual) a través del trabajo. Es una acción legítima sin apegarse a los frutos o ser manipulado por cuáles podrían ser los resultados, es una dedicación al deber de uno, y esforzarse al máximo mientras se es neutral a las recompensas o resultados como el éxito o el fracaso.

La tendencia de un ser humano a buscar los frutos de la acción es normal, pero un apego exclusivo a los frutos y las consecuencias positivas inmediatas pueden comprometer el dharma (la ética, la acción legítima). El Karma Yoga, es una “acción ajustada éticamente”. Sólo la acción dharmica es adecuada en el Karma Yoga, donde se minimiza el papel “exclusivo” que uno realiza y nuestros propios intereses. En cambio, el Karma yogui considera los intereses de todas las partes de manera imparcial, todos los seres, todos los elementos de Prakṛiti (materia) y luego entonces, hace lo correcto.

El Bhagavad Gita (2.47-49) nos dice lo siguiente:

“Tu debes perseguir la acción, pero sólo a ella, no a sus frutos; que estos no sean tu acicate; más, por el contrario, no te entregues a la inacción.

Cuando hayas alcanzado el Yoga, realizarás tus acciones sin interés, impertérrito ante el fracaso o el éxito, pues esta tranquilidad de animo es lo que produce el Yoga.

Las obras son inferiores al Yoga de la inteligencia; el mejor refugio es el que ofrece la inteligencia; sólo las almas pobres y desgraciadas cifran como objeto de su pensamiento y su actividad los frutos de sus obras”.

El Karma Yoga, no significa la pérdida de emociones o deseos, y sí significa acción impulsada por “ecuanimidad, equilibrio”, con “desapasionamiento, desinterés”, evitando “unilateralidad, miedo, anhelo, favoreciendo a uno mismo o a un grupo o clan, autocompasión, auto engrandecimiento o cualquier forma de reactividad extrema”. Un Karma yogui actúa y cumple con su deber, ya sea como “ama de casa, madre, enfermera, carpintero o recolector de basura, sin pensar en la propia fama, privilegio o recompensa financiera, sino simplemente como una dedicación al Señor”.

El Karma Yoga se aplica a “cualquier acción en cualquier profesión o actividad familiar”, donde el yogui trabaja desinteresadamente en beneficio de los demás. Esto contrasta con otras formas de Yoga que se centran en el autodesarrollo y la autorrealización, generalmente con aislamiento e introspección meditativa. La idea de “acción desinteresada”, no es exclusiva del hinduismo, ya que en el budismo y en el jainismo se encuentran preceptos ​​similares para los monjes y las monjas.

 
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