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Ofrenda de Amor, El Elefante Y El Cocodrilo – Swami Shantanand Saraswati

Pregunta Visitante.: Al intentar dedicar las propias acciones al Absoluto, se descubre que existe gran falta de valía en los propios pensamientos, palabras, acciones y posturas habituales que no pueden dedicarse al Ser supremo. Querer hacer lo que se dice y decir lo que se piensa, ¡parece ser una tarea a tiempo completo!

Shantanand.: Al dedicarse al Absoluto o al Ser, la parte más importante es el corazón, y esto es muy simple. Si se alcanza este objetivo adecuadamente en su simplicidad, todo el resto no debería preocuparnos, porque todo lo demás pierde su importancia. Puede verse a partir de muchos ejemplos que esto es así. He aquí uno de ellos:

Había un gran elefante que estaba muy orgulloso de su tamaño y de su fuerza, pero cuando fue a bañarse fue atrapado por un cocodrilo en medio de la corriente y arrastrado a las profundidades del río.

Estaba indefenso y no podía hacer nada, pero justo cuando estaba a punto de ahogarse pudo coger con su trompa una flor de loto que flotaba en medio del río y ofrecérsela al Absoluto, a su Dios, pidiéndole que le salvase la vida.

Tan pura fue su ofrenda, que el mismo Dios descendió descalzo de Su trono. Puede uno preguntarse cómo es posible hacer mover al Absoluto y que baje descalzo de su trono ¡simplemente por una pequeña flor!

Pero no se trataba sólo de la flor, era el espíritu el que se hallaba detrás de ésta, era el corazón el que rogaba.

Existe otra historia de un santo llamado Rantideva, que tomó simplemente un poco de agua y la presentó como ofrenda; al hacerlo, logró la liberación: ¡sólo una jarra de agua a cambio de la realización total!

Uno puede ver las mismas cosas en la propia vida ordinaria. Un padre hace todo lo que puede por su hijo, y cuando está siendo alimentado en su regazo, el niño tal vez tome un poco de comida e intente ponerla en la boca del padre.

Ahora bien, ese pequeño bocado de comida que el niño pone en la boca del padre le agrada tanto que éste entra en éxtasis; en ese momento se olvidan todos los problemas que el niño causa.

 
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