–@ Centro Cultural Yoga Devanand Guadalajara MX1989
Si bien lo recuerdo transcurría 1989 mas no se exactamente que mes, pero nuestro Maestro se encontraba en Guadalajara y como siempre con una agenda llena de actividades, entrevistas de radio, iniciaciones, conferencias, comidas, cenas y desayunos con iniciados, etc.
Meditábamos por la mañana a las 6 y en la tarde a las 7:30.
En esa ocasión me viene a la memoria el recuerdo de una lección que jamás podré olvidar y con profundo agradecimiento hacia mi Maestro, lección que atesoro y sigo cada día asimilando.
Como apreciaba el hecho de ir a meditar sobremanera con la presencia de nuestro Maestro, me hacia tiempo no importando que otro asunto me surgiera, así que ese día por la tarde me programé y ahí estuve para la meditación puntual de las 7:30 pm.
Llegué unos minutos antes y subí a la sala que se encontraba en un segundo piso con un ventanal enorme que miraba al norte con una vista de unos árboles frondosos del vecino contiguo, y en punto entró nuestro Maestro a la sala, nos invitó a los presentes a que nos sentáramos cómodamente y dándonos las indicaciones para comenzar a meditar iniciamos nuestra meditación.
Al finalizar los 45 min de meditación por alguna razón quedamos el instructor Nacho Veytia y su servidor en la sala, ya que el Maestro se retiró a arreglarse ya que tenía una entrevista o alguna otra actividad posterior que no recuerdo, y entonces el instructor Nacho me dice sin más ya cuando nos disponíamos abajar: “Ve y entretén al Maestro mientras nos vamos”
Tal cual esa frase resonó en mi cabeza como taladro mientras bajaba las escaleras, y preguntándome y como es que voy a entretener al Maestro? Contaba cada escalón que pisaba de la forma mas lenta que me parecía conveniente para darme tiempo y que mi cabeza dilucidara la forma mas apropiada en que “ Entretener a nuestro Maestro”
Cabe recordar que su servidor recién me había iniciado el año previo en Enero del 88, así que como un novato podría llegar a entretener al Maestro?
La cabeza me daba vueltas, pero finalmente los escalones se acabaron después de una eternidad que me llevaron bajarlos y si ahí estaba ya nuestro Maestro en la sala de la planta baja, lo vi a través del ventanal, estaba en el centro y tranquilo de pie mirando al patio de macetas con una paz que irradiaba toda la sala y si ahí iba su servidor aun con la cabeza hecha pelotas preguntándome cual seria la mejor manera de entretenerlo… bueno finalmente entre a la sala y me decidí a hacerle una pregunta que creí era la mas conveniente para entretenerlo mientras nos íbamos..
le dije:
Maestro usted que opina de la música clásica?
Me miró muy tranquilo y me respondió:
“Ah si música del pueblo”
Sentí una vergüenza que no sabia donde esconderme. En es momento lo que mi mente esperaba era una respuesta a la cual se abriera una conversación con el Maestro y así poder entretenerlo como se me había encomendado… jajjajja… que era lo mas común para un occidental que espera establecer un intercambio de palabras después de hacer una pregunta, pero no, todo lo contrario, prácticamente sentí como le llamamos acá un cortón y lo que hice fue aguantarme el orgullo y quedarme callado hasta que bajo el instructor Nacho.
Así que me declare derrotado en la encomienda de “Entretener al Maestro” …ajjajjajaj
Después de muchos años reflexiono ese momento y me digo… Gracias Maestro por la lección y es que no había que entretener al Maestro lo único era permanecer en SILENCIO, estar ahí en ese preciso instante, en ese invaluable ETERNO PRESENTE .
Hari OM
Agustín Cortés S.
