Dios, el Padre o Brahman es principalmente el silencio supremo. El alma en su profundidad es silencio. La paz de la mente es el silencio. Atman (El Ser Supremo) es silencio. El silencio pertenece a Dios, el único lenguaje perpetuamente misterioso y esencial. El silencio es el lenguaje profundo del corazón, y debido a esto, es el verdadero lenguaje de los sabios, porque, en primer lugar, permanecer tranquilo, en paz, representa un inmenso poder y una prueba viviente de la verdadera elocuencia de Dios.
El silencio profundamente reconocido es Dios. Por lo tanto, es el sustrato final o la esencia de este cuerpo, de Prana y de la mente. El silencio es el fondo donde se proyecta todo el universo de los sentidos. Es una realidad esotérica. Esa paz profunda y beatífica, que trasciende cualquier comprensión racional, es el verdadero silencio. La esencia de la vida, pero también el objetivo de toda nuestra existencia, es ese silencio. Más allá de todos los ruidos y todos los sonidos, es donde se encuentra el Silencio.
El mismo, es característico de una conciencia que percibe la realidad directamente a través de la experiencia extática e intuitiva. Es, en realidad, tu ser profundo. Estar profundamente sumergido en el silencio, en realidad significa abrirse completamente a la UNIDAD con Dios.
Por eso, el propósito final de la vida, puede decirse que es la reintegración perfectamente consciente en el silencio misterioso e intensamente beatífico de Dios. Y con respecto a esto, encontramos suficientes ejemplos: el mensaje del desierto del Sahara es Silencio, el mensaje de las montañas del Himalaya es Silencio; el mensaje del sabio Avadhota que vive desnudo en el pico helado Gangotri, o Kailas, es Silencio. Cuando tu corazón está lleno del amor de Dios y cuando estás en éxtasis, entonces estás en Silencio. ¿Quién puede describir con palabras la abrumadora gloria del silencio?
No hay mejor bálsamo curativo que el silencio para aquellos hermanos y hermanas cuyos corazones están ofendidos por el fracaso, la decepción o la pérdida. No hay mejor remedio que el silencio para aquellos cuyos nervios están demasiado tensos debido a los tumultos de la vida, del estrés y de las disputas de todo tipo.
Cada vez que entramos en el estado de sueño profundo sin sueños, experimentamos el estado misterioso e inefable del silencio, pero el velo de la ignorancia (Avidya) oculta esta experiencia de nuestra conciencia. El silencio que alcanzamos durante el sueño profundo sin sueños, y también el silencio que se extiende inherentemente sobre todo el ser cuando llega la noche, son pruebas de la existencia de ese misterioso océano infinito de silencio o Brahman (DIOS, El Padre).
