Para el hombre común, la mente está casi permanentemente desconcertada o excitada por al menos uno de los 11 “órganos” (Indryias) subordinados a ella (estos son: los cinco órganos de la cognición – el olfato, el gusto, la vista, el tacto y el oído-; los cinco órganos de acción – para hablar, para agarrar (con las manos), para el movimiento, para la excreción y para la actividad sexual-; y, finalmente, la mente inferior, que actúa como una interfaz de filtro ‘SUI GENERIS’ entre los sentidos y la conciencia del ego). Por lo tanto, para lograr el control absoluto de la mente, es necesario aplacar la actividad de estos órganos a voluntad. Sólo entonces, el silencio dentro de nosotros será revelado.
En el nivel de la comprensión intelectual común, permanecer en silencio durante un cierto período de tiempo, sin hablar con nadie, significa retirarse en silencio, pero, por extensión, esta experiencia también es aplicable a otros dominios. Por ejemplo, si su mejor amigo no le escribe por un largo período de tiempo, usted podría pensar: “Mi amigo manifiesta un largo período de silencio. No sé por qué “.
Pero si cierra sus ojos y los aleja de los objetos externos constantemente, mediante la práctica de Pratyahara o Dama (la perfecta contención de los órganos sensoriales), esto provoca el silencio de uno de los Indryas, la vista. Si busca un lugar tranquilo para que sus oídos estén libres de todo sonido, significa que ha logrado el silencio de otro Indrya, el oído. Del mismo modo, el ayuno total de todo alimento en los días santos implica la calma de otro órgano de acción (Indrya): el gusto.
Si no te mueves en absoluto y practicas la postura del loto (Padmasana) continuamente durante tres horas, harás posible la tranquilidad de las actividades de las manos y los pies. Todos estos tipos de silencio son útiles, sin embargo, el tesoro más valioso es la calma de la agitada mente. Podemos respetar estrictamente la promesa de mantener el silencio físico y, con todo esto, nuestra mente puede generar innúmeras imágenes constantemente.
Entonces, el proceso de pensamiento (Chitta) una vez más traerá consigo todo tipo de recuerdos al campo de nuestra conciencia.
La imaginación, la motivación, la reflexión y otras diversas funciones de la mente no necesariamente detendrán su actividad simplemente porque mantenemos estrictamente una promesa de silencio físico. Por lo tanto, debemos darnos cuenta de que este tipo de silencio por sí solo no garantiza el logro de una paz real o un estado de silencio interior perfecto.
En este caso, la única solución que queda es que el intelecto deje de funcionar a menos que no lo necesitemos. Esta función del cuerpo astral “el intelecto” debe entonces estar en un estado de relajación perfecta, para que podamos ir más allá de él con mayor facilidad. Es necesario crear una quietud completa de las ondas mentales. Nuestra mente debe descansar entonces en el misterioso océano del silencio o Brahman (DIOS – El Padre). El Mantra Yoga Meditación es una técnica que hace esto posible de manera sencilla, con un esfuerzo mínimo y de manera automática.
Solo así podremos percibir verdaderamente el silencio místico, real y sin fin.