Maharaj.: El buscador es el que está en la búsqueda de sí mismo. Pronto descubre que su propio cuerpo no puede ser él. Una vez que la convicción: «yo no soy el cuerpo» deviene tan bien cimentada que ya no puede sentir, pensar ni actuar para el cuerpo ni en beneficio del cuerpo, descubrirá fácilmente que él es el ser, el conocer y el actuar universal, que en él y a través de él el universo entero es real, consciente y activo. Éste es el corazón del problema. O bien usted es un cuerpo consciente y un esclavo de las circunstancias, o usted es la consciencia universal misma —y en pleno control de todo acontecer.
Sin embargo, la consciencia, individual o universal, no es mi verdadera morada; yo no soy en ella, ella no es mía, no hay ningún «mí mismo» en ella. Yo soy más allá, aunque no es fácil explicar cómo uno puede ser ni consciente ni no consciente, sino simplemente más allá. Yo no puedo decir que yo soy en Dios o que yo soy Dios; Dios es la luz y el amor universal, el presenciador universal; yo soy aún más allá de lo universal.
Interlocutor.: Ciertamente, yo no soy el dispositor de lo que acontece. Soy más bien su esclavo.
Maharaj.: No sea ni dispositor, ni esclavo. Permanezca al margen.
Interlocutor.: ¿Implica esto evitar la acción?
Maharaj.: Usted no puede evitar la acción. Ella acontece, como todo lo demás.
Interlocutor.: Mis acciones, ciertamente, puedo controlarlas.
Maharaj.: Inténtelo. Pronto verá que usted hace lo que debe.
Interlocutor.: Yo puedo actuar acordemente a mi voluntad.
Maharaj.: Usted conoce su voluntad solo después de haber actuado.
Interlocutor.: Yo recuerdo mis deseos, las elecciones que he hecho, las decisiones que he tomado y actúo acordemente.
Maharaj.: Entonces es su memoria quien decide, no usted.
Interlocutor.: ¿Dónde entro yo?
Maharaj.: Usted lo hace posible prestándole atención.
Interlocutor.: ¿No hay ninguna cosa tal como el libre albedrío? ¿No soy yo libre de desear?
Maharaj.: Oh no, usted no puede remediar desear. En la India, la idea misma del libre albedrío es inexistente, de manera que no hay ninguna palabra para ella. La voluntad es compromiso, fijación, esclavitud.
Interlocutor.: Yo soy libre de escoger mis limitaciones.
Maharaj.: Usted debe ser libre primero. Para ser libre en el mundo usted debe ser libre del mundo. De otro modo, su pasado decide por usted y su futuro. Usted está atrapado entre lo que ha acontecido y lo que debe acontecer. Llámelo destino o karma, pero nunca —libertad. Primero retorne a su verdadero ser y entonces actúe desde el corazón del amor.
Interlocutor.: Dentro de lo manifestado, ¿cuál es el sello de lo no manifestado?
Maharaj.: No hay ninguno. En el momento en que usted comienza a buscar el sello de lo no manifestado, lo manifestado se disuelve. Si usted intenta comprender lo no manifestado con la mente, en el acto usted va más allá de la mente —como cuando usted atiza el fuego con un palo de madera, usted quema el palo. Use la mente para investigar lo manifestado. Sea como el pollito que pica el cascarón. Especular sobre la vida fuera del cascarón habría sido de poca utilidad para él, pero picar el cascarón lo rompe desde dentro y libera al pollito. Similarmente, rompa la mente desde dentro con la investigación y la exposición de sus contradicciones y absurdidades.
Interlocutor.: El anhelo de romper el cascarón, ¿de dónde viene?
Maharaj.: De lo no manifestado.
Interlocutor.: ¿Cuál es la relación entre la Realidad y sus expresiones?
Maharaj.: Ninguna relación. En la Realidad todo es real e idéntico. Como nosotros lo decimos, saguna y nirguna son uno en Parabrahman. Solo hay lo Supremo. En movimiento, es saguna. Sin movimiento, es nirguna. Pero es solo la mente la que se mueve o no. Lo real es más allá, usted es más allá. Una vez que usted ha comprendido que nada perceptible ni concebible puede ser usted, usted se libera de sus imaginaciones.
Ver todo como imaginación, nacida del deseo, es necesario para la realización de sí mismo. Nosotros perdemos lo real por falta de atención y creamos lo irreal por exceso de imaginación. Usted tiene que dar su corazón y su mente a estas cosas y empollarlas repetidamente. Es como cocinar el alimento. Usted debe mantenerlo en el fuego durante algún tiempo antes de que esté listo.
Interlocutor.: ¿No estoy yo bajo el poder del destino, de mi karma? ¿Qué puedo hacer contra él? Lo que yo soy y lo que yo hago está predeterminado. Incluso mi supuesto libre albedrío está predeterminado; solo que no soy consciente de ello y me imagino que soy libre.
Maharaj.: Nuevamente, todo depende de cómo usted lo mire. La ignorancia es como una fiebre —hace que usted vea cosas que no están aquí. El karma es el tratamiento prescrito por lo divino. Déle la bienvenida, siga las instrucciones fielmente y usted se pondrá bien. Un paciente dejará el hospital una vez que se recupere. Insistir en la libertad inmediata de elección y de acción solo pospondrá la recuperación. Acepte su destino y cúmplalo —éste es el camino más corto a la liberación del destino, aunque no del amor y de sus compulsiones. Actuar desde el deseo y el temor es esclavitud, actuar desde el amor es liberación.
Interlocutor.: Yo puedo apoyarme sobre lo que siento que yo soy. Yo soy un individuo, una persona entre personas. Algunas gentes están integradas y armonizadas, y otras no lo están. Algunos viven sin esfuerzo, responden espontáneamente a cada situación correctamente, haciendo plena justicia a la necesidad del momento, mientras que otros van a tientas, errando, y constituyendo generalmente una catástrofe para sí mismos. Las gentes armonizadas pueden llamarse naturales, gobernadas por la ley, mientras que las desintegradas son caóticas y están sujetas a los accidentes.
Maharaj.: La idea misma de caos presupone el sentido de lo ordenado, lo orgánico, lo interrelacionado. ¿No son el caos y el cosmos dos aspectos del mismo estado?
Interlocutor.: Pero usted parece decir que todo es caos, accidental, impredecible.
Maharaj.: Sí, en el sentido de que no todas las leyes del ser son conocidas y de que no todos los aconteceres son predecibles. Cuanto más capaz de comprender es usted, tanto más satisfactorio deviene el universo, emocional y mentalmente. La realidad es buena y bella; nosotros creamos el caos.
Interlocutor.: Si usted quiere decir que es el libre albedrío del hombre el que causa los accidentes, estoy de acuerdo. Pero todavía no hemos discutido el libre albedrío.
Maharaj.: Su orden es lo que le da a usted placer y el desorden es lo que le da a usted sufrimiento.
Interlocutor.: Usted puede decirlo de ese modo, pero no me diga que los dos son uno. Hábleme en mi propio lenguaje —el lenguaje de un individuo en busca de felicidad. No quiero ser confundido por charlas no dualistas.
Maharaj.: ¿Qué le hace a usted creer que usted es un individuo separado?
Interlocutor.: Yo me comporto como un individuo. Funciono a mi propia manera. Me considero primero a mí mismo, y a los demás solo en relación a mí mismo. En pocas palabras, me ocupo de mí mismo.
Maharaj.: Bien, continúe ocupándose de usted mismo. ¿Para qué asunto ha venido usted aquí?
Interlocutor.: Para mi viejo asunto de ponerme a salvo y de hacerme feliz. Confieso que no he tenido demasiado éxito. No estoy a salvo ni soy feliz. Por lo tanto, heme aquí. Este lugar es nuevo para mí, pero mi razón para venir aquí es vieja: la búsqueda de una felicidad segura, y de una seguridad feliz. Hasta ahora no la he encontrado. ¿Puede usted ayudarme?
Maharaj.: Lo que nunca se ha perdido jamás se puede encontrar. Su búsqueda misma de seguridad y de goce le mantiene a usted alejado de ellos. Detenida la búsqueda, cesa la pérdida. La enfermedad es simple y el remedio igualmente simple. Es su mente solo la que le hace a usted inseguro e infeliz. La anticipación le hace a usted inseguro, la memoria —infeliz. Deje de usar mal su mente y todo estará bien en usted. Usted no necesita enderezarla —se enderezará por sí misma, tan pronto como usted abandone todo interés en el pasado y en el futuro y viva enteramente en el ahora.
Interlocutor.: Pero el ahora no tiene ninguna dimensión. ¡Devendré un nadie, una nada!
Maharaj.: Exactamente. Como nada y nadie usted está a salvo y feliz. Usted puede tener la experiencia preguntando. Inténtelo. Pero volvamos a lo que es accidental y a lo que es espontáneo, o natural. Usted ha dicho que la naturaleza es ordenada mientras que el accidente es un signo de caos. Yo he negado la diferencia y he dicho que nosotros llamamos a un acontecimiento accidental cuando sus causas no pueden ser rastreadas.
No hay ningún lugar para el caos en la naturaleza. Solo en la mente del hombre hay caos. La mente no abarca el todo —su foco es muy estrecho. Ve solo fragmentos y no llega a percibir el cuadro. Lo mismo que un hombre que oye sonidos, pero que no comprende el lenguaje, puede acusar al orador de cháchara sin sentido, y de estar enteramente equivocado. Lo que para uno es una corriente de sonidos caótica, es un bello poema para otro.
El rey Janaka soñó una vez que era un mendigo. Al despertar preguntó a su Gurú —Vasishta: «¿Soy un rey que sueña que es un mendigo o un mendigo que sueña que es un rey?» El Gurú respondió: «Tú no eres ni uno ni otro, eres ambos. Tú eres, y no obstante no eres lo que piensas que eres. Eres debido a que te comportas como si lo fueras; no eres debido a que ello no dura. ¿Puedes ser siempre un rey o un mendigo? Todo está sujeto al cambio. Tú eres lo que no cambia. ¿Qué eres tú?»
Janaka dijo: «Sí, yo no soy ni un rey ni un mendigo, yo soy el presenciador desapasionado». El Gurú dijo: «Ésta es tú última ilusión, la de que tú eres un Gnani, la de que eres diferente y superior al hombre común. De nuevo te identificas a ti mismo con tu mente, en este caso una mente de buen comportamiento y en todo modo ejemplar. Mientras que veas la más mínima diferencia, eres un extraño para la realidad. Estás en el nivel de la mente.
Cuando el “yo soy mí mismo” parte, el “yo soy todo” viene. Cuando el “yo soy todo” parte, el “yo soy” viene. Cuando el “yo soy” parte, solo la realidad es y en ella cada “yo soy” es preservado y glorificado. La diversidad sin separatividad es lo último que la mente puede tocar. Más allá todas las actividades cesan, debido a que en ello se alcanzan todas las metas y se cumplen todos los propósitos».
Interlocutor.: Una vez que el Estado Supremo es alcanzado, ¿puede compartirse con otros?
Maharaj.: El Estado Supremo es universal, aquí y ahora; todo el mundo participa ya en él. Es el estado de ser —conocer y amar. ¿Quién no ama ser, o no conoce su propia existencia? Pero nosotros no sacamos ninguna ventaja de esta dicha de ser consciente, no entramos en ella y no la purificamos de todo lo que le es ajeno. Este trabajo de autopurificación mental, la limpieza de la psique, es esencial. Lo mismo que una mota en el ojo, al causar inflamación, puede borrar el mundo, así también la idea errónea: «yo soy el cuerpo-mente» causa la egoismidad, que oscurece el universo. Es inútil combatir la sensación de ser una persona limitada y separada hasta que se saquen a la luz sus raíces. La egoismidad está enraizada en las ideas erróneas de uno mismo. La clarificación de la mente es Yoga. (La tecnica del Mantra Yoga Meditacion, te ayudara a alcanzar el estado supremo)
Interlocutor.: ¿No es natural ser activo?
Maharaj.: Todo el mundo quiere ser activo, ¿pero dónde se originan sus acciones? No hay ningún punto central, cada acción engendra otra, involuntaria y dolorosamente, en sucesión sin fin. Ahí no hay ninguna alternancia de trabajo y de pausa. Primero encuentre el centro inmutable donde todo movimiento tiene su nacimiento. Lo mismo que una rueda gira alrededor de un agujero vacío, así también usted debe estar siempre en el centro y no girando en la periferia.
Interlocutor.: ¿Cómo lo llevo a la práctica?
Maharaj.: Siempre que un pensamiento o emoción de deseo o de temor venga a su mente, simplemente apártese de él.
Interlocutor.: Suprimiendo mis pensamientos y sentimientos provocaré una reacción.
Maharaj.: Yo no estoy hablando de supresión. Solo niéguele la atención.
Interlocutor.: ¿No debo hacer uso del esfuerzo para detener los movimientos de la mente?
Maharaj.: No tiene nada que ver con el esfuerzo. Solo apártese, mire entre los pensamientos más bien que a los pensamientos. Cuando a usted le acontece caminar en medio de una multitud, usted no lucha con cada hombre que se encuentra —usted encuentra su camino entre ellos.
Interlocutor.: Si uso mi voluntad para controlar la mente, ello solo fortalece al ego.
Maharaj.: Por supuesto. Cuando usted lucha, usted invita a la lucha. Pero cuando usted no resiste, usted no encuentra ninguna resistencia. Cuando usted se niega a jugar el juego, usted está fuera de él.
Interlocutor.: ¿Cuánto tiempo me llevará liberarme de la mente?
Maharaj.: Puede llevarle un millar de años, pero en realidad no se requiere ningún tiempo. Todo lo que usted necesita es una seriedad verdadera. Aquí la voluntad es la obra. Si usted es sincero, usted la tiene. Después de todo, es una cuestión de actitud. Nada le detiene a usted de ser un Gnani aquí y ahora, excepto el miedo. Usted tiene miedo de ser impersonal, del ser impersonal. Todo es muy simple. Apártese de sus deseos y temores y de los pensamientos que crean, y usted está inmediatamente en su estado natural.
Interlocutor.: ¿Nada de reacondicionar, cambiar o eliminar la mente?
Maharaj.: Nada en absoluto. Deje a su mente en paz, eso es todo. No la siga. Después de todo, no hay ninguna cosa tal como la mente aparte de los pensamientos que vienen y van obedeciendo a sus propias leyes, no a las de usted. Ellos le dominan debido solo a que usted está interesado en ellos. Es exactamente como dijo Cristo, «No resistáis al mal». Al resistir al mal usted meramente lo fortalece.