Swami Gurú Devanand Saraswati Ji Maharaj

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Brahmacharya, La Experiencia Del Rey Yayaati

Una vez vivió un Rey llamado Yayaati que vivió durante mil años completos disfrutando de todos los placeres que un Rey de su posición podía ordenar. La hija del Gurú Shukracharya, Devayani, era su esposa. El Gurú Shukracharya lo maldijo haciendo que envejeciera porque tuvo relaciones íntimas con una sirvienta llamada Sarmistha.

Yayaati pidió perdón y Shukracharya se compadeció de él modificando favorablemente su maldición, esta modificación le daba la oportunidad a Yayaati de recuperar su juventud si alguno de sus hijos ofrecía la juventud a cambio de su vejez. Como Yayaati todavía tenía un gran deseo de disfrutar de todos los placeres de la realeza durante algunos años más, le pidió a cada uno de sus hijos (Yadu, Turvasu, Druhyu y Anu), uno por uno, que intercambiaran la vejez por la juventud, asegurando que después de mil años, devolvería la juventud y recuperaría su vejez.

Ninguno de ellos estaba dispuesto a aceptar la oferta, excepto su hijo menor llamado Puru. Puru le dio su juventud a su padre y obtuvo a cambio la vejez junto las dificultades y debilidades que la misma ofrece. Yayaati, estando extremadamente encantado con su nueva juventud, comenzó a disfrutar nuevamente de los placeres sensuales.

Se divirtió al máximo haciendo uso de los poderes que la realeza le ofrecía tanto como lo deseó, sin violar los preceptos de la religión. Estaba muy feliz, pero había un pensamiento que le preocupaba, y esa era la idea de que los mil años llegarían a su fin. Cuando el tiempo había expirado, el rey no estaba satisfecho, incluso después de haber vivido durante 1000 años.

Se acercó a su hijo Puru y se dirigió a él así: “Oh hijo, he disfrutado con tu juventud tanto como he podido, he hecho uso de los poderes de la realeza para satisfacer mis deseos y experimentar todos los placeres que las cuatro estaciones pueden ofrecer, sin embargo, los deseos nunca mueren. Nunca son saciados por la indulgencia, al contrario, la indulgencia los multiplica, así como el ghee aumenta la llama del fuego de sacrificio cuando se vierte en él”.

Él rey continuo diciendo: “Incluso si uno se convierte en el único señor de toda la tierra, con sus arrozales, avena, gemas, bestias y mujeres, no sería para él suficiente. Por lo tanto, la sed de disfrute debe ser abandonada. La sed de disfrute es verdaderamente difícil de abandonar, la misma, no desaparece incluso cuando hemos fracasado por culpa de esta, es por eso por lo que realmente la considero una enfermedad mortal en el hombre. Deshacerse de esta sed es la verdadera felicidad.

Y continuó: “Mi mente ha estado apegada a los placeres de la vida durante mil años. Sin embargo, mi sed por ellos aumenta cada día en vez de disminuir”.

Yayaati dijo: “Hijo mío, por lo tanto, me libraré de ella. Fijaré mi mente en Brahman (conciencia suprema), y al volverme pacífico y sin apego, pasaré el resto de mis días en el bosque con los ciervos inocentes.” Dicho esto, instaló a Puru en el trono después de devolverle su juventud y se retiró al bosque para llevar la vida de un asceta. La dinastía de Puru se llamó Paurav, en la que nació Janmejaya, el hijo del rey Parikshit.

Un Yogui siempre debe preservar su Brahmacharya (celibato); el celibato se rompe cuando se tiene una de las siguientes relaciones sexuales (ocho tipos):

– pensar en una mujer

– hablar (sobre ella)

– coquetear con una mujer

– mirar (a una mujer con un deseo impuro)

– hablarle en secreto,

– determinación (en realizar el acto sexual),

– esfuerzo persistente (por tener relaciones sexuales)

– tener relaciones sexuales.

Los eruditos sostienen que estos son los ocho tipos de relaciones sexuales. Daksha Smriti 7-32,33

 
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