D.: La mente no se sumerge en ese estado ni siquiera por un segundo.
M.: Es necesaria una fuerte convicción de que «yo soy el Sí mismo», que trascienda la mente y los fenómenos.
D.: Sin embargo, la mente se manifiesta resistente contra los intentos de sumergirla.
M.: ¿Qué importa si la mente está activa? Es activa sólo en el substrato del Sí mismo. Permanezca el Sí mismo incluso durante las actividades mentales.
D.: Yo no puedo ir adentro con suficiente profundidad.
M.: Es erróneo decir eso. ¿Dónde es usted ahora sino en el Sí mismo? ¿Adónde debe ir usted? Todo lo que se necesita es la creencia estable de que usted es el Sí mismo. Diga más bien que las otras actividades tienden un velo sobre usted.
D.: Sí, así es.
M.: Eso significa que la convicción es débil.
D.: ¿Cómo se elimina la inquietud de la mente?
M.: Los contactos externos —los contactos con objetos distintos de ella misma— hacen que la mente esté inquieta. La pérdida del interés en el no-sí mismo (vairagya), es el primer paso. Entonces siguen los hábitos de introspección y concentración. Se caracterizan por el control de los sentidos externos, de las facultades internas, etc. (sama, dama, etc.) que terminan en Samadhi (la mente no distraída).
D.: Se dice que la Gracia Divina es necesaria para obtener con éxito una mente sin distracciones (Samadhi). ¿Es eso así?
M.: Nosotros somos Dios (Isvara). Isvara Drishti (vernos a nosotros mismos como Dios) es ello mismo la Gracia Divina. Así pues, nosotros necesitamos la Gracia Divina para obtener la Gracia de Dios.