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La aparente manifestación del Absoluto Brahman – 1ra Parte – ¿Cómo se ha convertido el Infinito, el Absoluto, en lo finito?

Ahora abordaremos esta cuestión y, para ilustrarla, utilizaremos la figura siguiente:

Aquí está el Absoluto (1), y el universo (2). El Absoluto se ha convertido en el universo. Con esto no solo se entiende el mundo material, sino también el mundo mental, el mundo espiritual, los cielos y la tierra y, de hecho, todo lo que existe. La mente es el nombre que se le da a un cambio, el cuerpo el nombre de otro cambio y así sucesivamente, todos estos cambios componen nuestro universo.

Este Absoluto (1) se ha convertido en el universo (2) atravesando el tiempo, el espacio y la causalidad (3). Esta es la idea central de Advaita. El tiempo, el espacio y la causalidad son como el cristal a través del cual se ve el Absoluto, y cuando se ve en el lado inferior, aparece como el universo.

Basándonos en la imagen inmediatamente deducimos que en el Absoluto no hay tiempo, espacio ni causalidad. La idea del tiempo no puede estar ahí, ya que no hay mente ni pensamiento. La idea de espacio no puede estar ahí, ya que no hay cambio externo. Lo que llamamos movimiento y causalidad no puede existir donde solo hay Uno, el Absoluto, Brahman, es uno sin segundo. Tenemos que comprender esto, ya que lo que llamamos causalidad comienza después de la manifestación del Absoluto en lo fenoménico, y no antes.  

Cae una piedra y preguntamos, ¿por qué? Esta pregunta es posible solo en el supuesto de que nada sucede sin una causa. Siempre que preguntamos por qué sucede algo, estamos dando por sentado que todo lo que sucede debe tener un por qué, es decir, debe haber sido precedido por algo más que actuó como la causa. Esta precedencia y sucesión es lo que llamamos la ley de causalidad. Significa que todo en el universo es a su vez una causa y un efecto. Es la causa de ciertas cosas que le siguen en sí misma el efecto de algo más que le ha precedido. Esto se llama ley de causalidad y es una condición necesaria de todo nuestro pensamiento. Creemos que cada partícula del universo, cualquiera que sea, está en relación con todas las demás partículas. El mismo planteamiento de la pregunta “por qué” presupone que todo lo que nos rodea ha sido precedido por ciertas cosas y será sucedido por otras. La otra creencia involucrada en esta pregunta es que nada en el universo es independiente, que todo es actuado por algo externo a sí mismo. La interdependencia es la ley de todo el universo.

Al preguntarnos: ¿qué causó al Absoluto?, ¡qué error estamos cometiendo! Para hacer esta pregunta tenemos que suponer que el Absoluto también está atado a algo, que depende de algo, y al hacer esta suposición, arrastramos al Absoluto al nivel del universo [ver (2) en la imagen]. En el Absoluto no hay tiempo, espacio ni causalidad; todo es uno. Aquello que existe por sí solo no puede tener ninguna causa. Lo que es libre no puede tener ninguna causa; de lo contrario, no sería libre. Lo que es relativo no puede ser libre.

Sí analizamos la pregunta misma (¿por qué el Infinito se convirtió en finito?) entenderemos que es imposible, porque es contradictoria en sí misma. Pasando de las sutilezas a la lógica de nuestro plano común, al sentido común, podemos ver esto desde otro ángulo con el fin de intentar comprender cómo lo Absoluto se ha vuelto lo relativo. Suponiendo que supiéramos la respuesta, ¿el Absoluto seguiría siendo el Absoluto? No, se habría vuelto relativo. ¿Qué se entiende por conocimiento en nuestra idea de sentido común? Es solo algo que se ha vuelto limitado por nuestra mente, lo que sabemos, y cuando está más allá de nuestra mente, no es conocimiento. Ahora bien, si el Absoluto se vuelve limitado por la mente, ya no es Absoluto; se ha vuelto finito. Todo lo limitado por la mente se vuelve finito. Por lo tanto, conocer el Absoluto es nuevamente una contradicción de términos. Por eso esta pregunta nunca ha sido respondida, porque si fuera respondida, no habría más Absoluto. Un Dios conocido ya no es Dios; Se ha vuelto finito como uno de nosotros. Él no puede ser conocido (a través de la mente). Él es siempre el Incognoscible.

Sin embargo, lo que dice Advaita es que Dios es más que cognoscible. Este es un gran hecho que debemos aprehender. No debemos pensar que Dios es incognoscible, por ejemplo, aquí hay una silla, la conocemos. Pero lo que está más allá del éter (espacio) o si la gente existe allí o no es posiblemente incognoscible. Pero Dios no es conocido ni incognoscible en este sentido. Es algo indescriptible que está en un nivel mucho más elevado que lo conocido; eso es lo que significa que Dios es desconocido e incognoscible. La expresión no se usa en el sentido en que se puede decir que algunas preguntas son desconocidas e incognoscibles. Dios es más que conocido. Esta silla es conocida, pero Dios es intensamente más que eso porque en y a través de Él llegamos a conocer esta silla misma. Él es el Testigo, el Testigo eterno de todo conocimiento. Todo lo que sabemos, lo tenemos que saber en Él y a través de Él. Él es la Esencia de nuestro propio Ser. Él es la Esencia de este ego, de este yo, y no podemos conocer nada (a traves de la mente) excepto en y a través de ese yo, la consciencia. Por lo tanto, conocemos todo en y a través del Brahman (Dios). Para conocer la silla hay que conocerla en y a través de Dios. Por tanto, Dios está infinitamente más cerca de nosotros que la silla, sin embargo, él es infinitamente superior. El absoluto, inconmensurable, ni conocido, ni desconocido, sino algo infinitamente superior a ambos. Él es mí Ser, tu Ser, el Ser de todo lo que existe en el universo.

Solo se conococe Él absoluto, siendo Él absoluto… El Mantra Yoga Meditación es el espejo que nos muestra nuestra verdadera esencia. No pierdas más tiempo y conocete a tí mismo, contacta el Instructor más cercano.

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